Metamorfosis, de Sebastian Mez, nos muestra la zona más contaminada del mundo: Chelyabinsk, situada en la zona sur de los Urales, en Rusia. La contaminación fue provocada por una explosión en la planta nuclear Mayak en 1957, cuya magnitud y consecuencias son consideradas como peores y de mayor impacto que en Chernóbil o Hiroshima y Nagasaki. El documental se compone de diferentes historias contadas por habitantes de la región, que de una u otra forma se vieron afectados por la radiación en el ambiente; los pobladores sufren la indiferencia del gobierno local y federal, se acostumbraron a seguir con su vida a pesar de las cosas que les suceden como resultado del accidente: desde rechazo al saber que son habitantes de una ciudad radiada hasta las malformaciones congénitas; incluso los animales padecen dichas consecuencias.

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El documental es muy interesante y una excelente forma de denuncia tanto de irregularidades en las plantas nucleares, como desinterés de las autoridades gubernamentales y sanitarias, así como un llamado a preocuparse por la situación del medio ambiente; pero hay dos detalles que hacen que este documental de 1:20 h de duración se sienta como uno de 2 horas: la narración se realiza sobre tomas eternas del río Tacha corriendo, una pareja de ancianos haciendo actividades hogareñas, un gato comiendo pescado, las montañas, la nieve, y varios etcéteras, en los que no hay un solo diálogo como tal; a su vez, la narración es bastante lenta y con intervalos muy largos de silencio.

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Parece ser que el fantasma de Tarkovsky o de Eisenstein sigue persiguiendo a los creadores cinematográficos actuales, pues las escenas largas (que en los citados autores suele servir para hacer una severa reflexión sobre la historia, el hombre o la vida) de cámara fija siguen siendo la principal característica del cine ruso. Por último, la imagen en blanco y negro era generalmente causada por la falta de fondos económicos al momento de realizar una película, este documental no tiene ese pretexto, pero le da un tono sombrío a la narración. En fin, la idea es excelente, el tema es muy interesante, pero se debe tener en cuenta antes de verlo que es un documental ruso característico.

Advertencia: no recomendable para los severos protectores de la vida animal ni aquellos de estómago extremadamente sensible, contiene escenas de preparación de animales para la alimentación.