Favoritismos, demoras y falta de capacitación es lo que se vive en los centros y tribunales laborales que crearon para dar cumplimiento a la reforma laboral, lo peor es que llevan siete meses impartiendo todo menos justicia.
Basta darse una vuelta por estos centros y tribunales llamados de justicia laboral o bien platicar con otros sindicalistas para darse cuenta y coincidir en que lejos de haber sido una reforma progresista se trata de una retrógrada, que deja libre paso a la corrupción y en completa desventaja la voluntad de los trabajadores.
Los sindicatos que nos manejamos bajo el respeto y cumplimiento de la Ley nos estamos encontrando con todo un circo al intentar legitimar nuestros contratos colectivos de trabajo y no es de ahorita, desde la puesta en marcha de este nuevo sistema se ha vivido el descontrol total.
La autoridad laboral puso de plazo máximo para que los sindicatos validemos nuestros contratos colectivos de trabajo el 1 de mayo de 2023, es decir, estamos a unos días de que este plazo se cumpla y esta fecha no significaría ningún problema si los centros y tribunales laborales trabajaran y funcionaran como debiera ser, pero no, estamos muy lejos de ello.
Los sindicatos estamos bajo el criterio de funcionarios inexpertos que nos solicitan documentación que es propiedad y uso exclusivo de las empresas, como los padrones o las actas constitutivas, en pocas palabras no saben ni siquiera distinguir cuál es la documentación que le corresponde presentar a la empresa y cuál al sindicato, es eso, o bien están dejando al descubierto que no se trata de una reforma democrática, sino de una que está en control del Estado para legitimar los contratos que ellos eligen.
La Ley Federal del Trabajo no se está manejando como se debe, está siendo rehén de criterios personales de los funcionarios conocidos como verificadores, encargados para estos fines, para la validación de los contratos colectivos de trabajo. No existe una guía o una logística que rija la validación, por lo mismo, estamos en manos de funcionarios que para empezar no sabemos ni quiénes son, ni de dónde los sacaron, no sabemos cuál es su especialidad, sus años de experiencia o algún detalle que nos dé un poco de certeza.
Se suponía que tanto los centros y tribunales laborales como los verificadores tendrían mayor experiencia, que se contaría con un sistema con mayor calidad y por supuesto prontitud, pero como todo, se quedó en buenos deseos. Estamos viviendo una tramitología sujeta a cualquier tipo de disparate, cada verificador pide lo que quiere e incluso dependemos de si están de buenas o no, como bien dicen, parece chiste pero es anécdota.
La autoridad laboral, encargada a su vez de verificar que los centros y tribunales laborales se conduzcan bajo la ley y cumplan el objetivo para lo que fueron creados, parece pasar por alto todas las inconsistencias que se están dando, incluso, han declarado a la prensa que esta situación es parte de una transformación legal e institucional, argumentando que estos tribunales no los conocíamos en México y que el personal no es aún experto en materia.
Dicen no estar preparados y por supuesto es una verdad, cada día son más las voces que denuncian este tipo de actos por parte de los centros y tribunales laborales, se trata de sindicatos grandes y chicos. Es importante recordarles que lo que está en juego no es un trámite sino el respeto a la libertad sindical, negociación colectiva y justicia laboral.
@CarlosPavonC