El costo de ser “nini”, categoría que se da a los jóvenes menores de 30 años que no estudian ni trabajan, se traduce en una pérdida aproximada en sus vidas de 96 mil 500 pesos por cada año que se encuentren en dicha situación.
Pero no sólo implica un costo económico, sino que puede llegar a repercutir en términos de proyecto de vida. Y surgen otros factores como el retraso en la oportunidad de crecimientos salariales.
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Tecnológica de México (UNITEC) la decisión de esperar un año al menos para ingresar a la escuela superior, ya sea por no obtener un lugar en alguna institución pública o detener los estudios para tomar un año sabático, genera un costo alto que habrán de pagar durante su vida profesional.
“El tiempo que una persona deja de estudiar, impacta directamente en el rango de su vida útil laboral”, señala.
Y ello toma relevancia si se considera que un número importante de los miles de jóvenes mexicanos que cada año terminan sus estudios de preparatoria o equivalente y postergan su ingreso a la universidad, se convierten en “ninis”.
De acuerdo con el último reporte de la SEP, los menores de 30 años que no estudian ni trabajan suman ya 7.8 millones en el país.
El estudio revela que esta situación puede llegar a representar una pérdida aproximada de hasta un millón 173 mil pesos, en los próximos 30 años en la vida profesional de una persona.
Y aunque la cifra suena en sumo dramática, precisa, se debe considerar que los primeros tres años laborales de cualquier carrera son clave en el crecimiento profesional del individuo, por lo que postergar el inicio o la terminación de los estudios puede tener un alto impacto negativo para el futuro de un profesionista.
La universidad destaca que la prueba es que sus profesionistas egresados, que no detuvieron sus estudios, logran incrementar sus ingresos hasta en un 43% en tres años.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en México la proporción de jóvenes entre los 15 y 29 años de edad que no estudian ni trabajan es del 15%, por arriba del promedio de las naciones latinoamericanas que es de 13%.
El fenómeno de los ‘ninis ’se debe analizar desde su origen para poder erradicarlo o al menos, disminuir la tendencia.
Entre otras situaciones, genera pérdida de ritmo y continuidad en los hábitos y costumbres que la vida académica otorga; y ni que decir de estar actualizados; disminuye la ventaja competitiva al insertarse en el mundo laboral.
El no estudiar ni trabajar provoca depresión, desánimo y ansiedad; por lo que entre más tiempo dure una persona en esta condición, los efectos serán más agudos y cada vez resultará más difícil que continué sus estudios profesionales.
**Datos de gráficos proporcionados por UNITEC
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