El 11 de marzo del 2011, Japón vivió, debido a un tsunami, una catástrofe nuclear la cual produjo contaminación en un área extensa de la isla y el desalojo de miles de personas. Hoy en día, la energía nuclear se encuentra en un punto de disyuntiva y reflexión, no sólo para Japón y la reapertura de sus reactores nucleares, sino a nivel global en donde se discute considerarla como una opción viable y apta para la sociedad internacional.
Según el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) la industria nuclear civil produjo en 2010 el 13.8% de la electricidad mundial. En el caso de Japón ésta representaba con 54 reactores un 30%. En los últimos años. la producción de energía nuclear ha venido aumentando, en China se planea pasar de 14 reactores a 115 y Ucrania confirmó la voluntad de seguir con proyectos de construcción de 20 nuevos reactores.
Con lo ocurrido en Japón los demás países se contagiaron con el propósito de “dejar atrás” la energía nuclear, debido a la amenaza que ésta podría representar. Sin embargo, Alemania depende de ella en 28% y Suiza en 38%. El propósito de abandonarla no resulta tan sencillo, dado que presenta puntos económicos y ambientales en contra. En cuestiones ambientales representa una energía “limpia”, al reducir las plantas nucleares se aumenta la posibilidad de emisión de gases de efecto invernadero y se reduce la posibilidad de “descarbonizar” la energía global, lo cual representa el problema ambiental más grave al que se enfrenta la sociedad.
En cuestiones económicas, la energía nuclear representa una menor dependencia energética del petróleo, así como una amplia oferta de empleos. En el caso específico de Japón para poder garantizar la demanda sin energía nuclear, se han utilizado las plantas térmicas, lo que ha aumentado el gasto en la importación de crudo y gas. Como lo plantea CNN, el aumento de las importaciones, sobre todo por la compra de hidrocarburos, afecta duramente la balanza comercial japonesa que en enero de 2012 registró su mayor déficit y amenaza con desestabilizar la economía del país, dependiente en cerca de 40% de sus exportaciones. Por lo que, pese al descontento social, el mes pasado empresas niponas echaron a andar con autorización gubernamental 3 de los reactores que se encontraban suspendidos.
Este artículo no pretende defender la energía nuclear, sino hacer énfasis en las distintas caras de la moneda y analizar así este fenómeno ya muy discutido y de características multifacéticas. Si los gobiernos, junto con la sociedad civil, deciden por la energía nuclear, es importante hacer énfasis en lo que conlleva la producción de este tipo de energía.
A manera de ejemplo cabe mencionar un estudio del The Wall Street Journal del 19 de marzo de 2011, en donde se planteó que cien de los reactores nucleares en todo el mundo están situados en zonas amenazadas por sismos. Es necesario que los constructores de los reactores hagan un cálculo de probabilidades como un criterio racional de prevención. Así también se debe de llevar a cabo un seguimiento del trabajo de comprobación, reparación y las modificaciones necesarias para un adecuado funcionamiento, dado que mientras más viejas las centrales, más intensa es la contaminación radioactiva y más peligrosas son las operaciones de mantenimiento.
La sociedad civil y los gobiernos jugarán ahora un papel importante para exigir que estas medidas se lleven a cabo y que se reduzca así la posibilidad de amenaza. Será importante recordar que es mucho más barato pagar por tomar estas medidas precautorias que pagar una indemnización. Ya será nuestra decisión si sale más caro el caldo que las albóndigas.
* Internacionalista egresada de la UIA. Asistente de investigación en Contorno, Centro de Prospectiva y Debate.