Para conmemorar su 48 aniversario, el Museo Nacional de Antropología (MNA) presenta la exposición “Los dioses de barro”, integrada por nueve esculturas de gran dimensión de deidades prehispánicas, que puede ser visitada por el público desde hoy hasta el 20 de octubre próximo.

 

Las figuras de barro, material que el hombre mesoamericano descubrió para su modelación hace más de tres mil años, representan a los dioses primordiales de Mesoamérica y fueron colocadas en el espacio de la Media Luna, en el vestíbulo del museo, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

 

Dichas piezas pertenecen a la colección del MNA, así como de los recintos del Templo Mayor y del de Antropología de Xalapa, por lo que representan a distintas culturas, como son la mexica, zapoteca, maya y totonaca.

 

El museo fue inaugurado en septiembre de 1964 y recibe más de dos millones de visitas al año, entre público nacional y extranjero, lo cual confirma que es el recinto por excelencia que identifica a México dentro y fuera de sus fronteras, expresó durante la inauguración el director general del INAH, Alfonso de María y Campos.

 

Por su parte, el investigador emérito del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, reconoció al artífice intelectual del Museo Nacional de Antropología, el poeta Jaime Torres Bodet, quien como secretario de Educación Pública entregó a la población, hace casi cinco décadas, éste y otros espacios de gran nivel, dijo.

 

La exhibición se presenta a manera de un cosmograma, a partir de los cuatro rumbos en que se dividía la superficie de la Tierra, de acuerdo con el pensamiento mesoamericano, más el centro, el axis mundi, que comunicaba las tres regiones del cosmos.

 

Las regiones eran agua primordial o inframundo; superficie de la tierra, donde ocurren los eventos humanos, y el cielo o la región superior; esta estructuración de la exhibición “Los dioses de barro” se logró gracias a los curadores Matos Moctezuma y Diana Magaloni, directora del MNA.

 

Al respecto, Matos comentó que las nueve piezas que se presentan en la exhibición son producto del genio de los escultores que supieron manejar el barro de una manera formidable, reproducen el movimiento del Sol ligado al flujo de energías asociadas a los rumbos.

 

El público podrá apreciar en la región poniente a las diosas Tlazoltéotl y Cihuatetéotl, por ser ellas las acompañantes del Sol en su descenso al inframundo; mientras Xipe Tótec y K’inich Ajaw, dios solar maya, se encuentran al sur, región que muestra al astro en todo su esplendor y que se asociaba con el triunfo de los guerreros en batalla.

 

Macuilxóchitl y el Dios zapoteco de la máscara bucal de serpientes se encuentran al oriente, por ser deidades vinculadas con la regeneración e inicios y estar asociadas con el surgimiento de Venus como estrella de la mañana.

 

En la región norte, el lugar más oscuro y profundo del inframundo, gobernaban Mictlantecuhtli y el Guerrero de la muerte; al centro de la exposición, como guardián del equilibrio universal, se halla una de las representaciones más logradas de Huehuetéotl, dios del Fuego Viejo, perteneciente a la cultura totonaca.

 

Durante el acto realizado la noche del jueves, Magaloni expresó que estas obras de gran formato se caracterizan por tener una estética poderosa y debido al impacto visual que generan en el espectador, las hace totalmente vigentes, pese a que fueron realizadas entre los años 200 y 1521 d.C.

 

También presente en la inauguración, la coordinadora de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), María Teresa Uriarte, afirmó que esta selección de tesoros representa el pasado común de los mexicanos.

 

Son el significado de una grandeza heredada, pero también existe un tesoro presente y que son las instituciones de México, siendo el INAH y la UNAM, dos dignos ejemplos, refirió.