BERLÍN. El gobierno de la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, se propone asumir una postura dura contra los radicales islámicos que son un peligro potencial para el país y quitarles todo margen de libertad para actuar.

 

La jefa del gobierno alemán declaró que, al mismo tiempo, se propone salvaguardar la libertad en el país, con mayor seguridad. En ese terreno están actuando en conjunto con ella los ministros del Interior, Thomas de Maiziere, y de Justicia, Heiko Maas.

 

El titular de Justicia se propone asegurar que los extremistas islámicos en Alemania, que las autoridades consideran que son “durmientes” y por lo tanto pueden pasar a la acción terrorista en cualquier momento-, puedan ser encarcelados por largo tiempo sin que hayan cometido algún delito concreto.

 

El ministro alemán del Interior, por su parte, intensificará la observación de esos elementos, a quienes incluso se les impondrá un grillete electrónico en el tobillo para detectar cualquiera de sus movimientos.

 

Las declaraciones de Merkel se producen a tres semanas del atentado terrorista en el país con un total de 12 muertos y alrededor de 50 heridos.

 

Un camión de transporte secuestrado por un radical islamista que hasta entonces fue considerado como “durmiente” se abalanzó sobre uno de los mercados de Navidad más concurridos en la capital alemana el 19 de diciembre.

 

El tunecino que ejecutó el atentado, Anis Amri, estaba considerado como “durmiente” por las autoridades alemanas, pero no había cometido antes un delito concreto para aprehenderlo.

 

No pudo ser deportado con anterioridad porque Túnez se negó a darle papeles para su deportación. En Túnez hay actualmente un movimiento en contra del retorno de ciudadanos tunecinos que son islamistas fanáticos debido a su nivel de peligrosidad.

 

Antes de Navidad, la canciller federal dio instrucciones a los dos ministros para que revisaran hasta qué punto deben ser modificadas las medidas estatales para “actuar con rapidez y no quedarse estancados en anuncios oficiales”.

 

El ministro del Interior tiene desde hace tiempo el proyecto de deportar de inmediato a los “durmientes” a los que no se les otorgó el derecho de asilo en Alemania, mientras que el ministro de Justicia declaró que estos deberán ser encarcelados cuando sus países se nieguen a recibirlos.

 

Las autoridades alemanas tienen clasificados como “durmientes” a 548 islámicos que viven en el país, de los cuales 224 no tienen pasaporte alemán; de ellos 80 se encuentran en prisión.

 

El ministro de Justicia reconoció que el grillete electrónico no es una medida que no falle, pero puede aligerar el trabajo de las autoridades para tener en la mira a esos sujetos y mantener su vida cotidiana bajo control.

 

Además se les pueden imponer condiciones judiciales, como no abandonar determinado lugar o no acercarse a ciertos sitios públicos.