Lo que se puede leer en los titulares es que la inflación general en Estados Unidos tuvo un descenso durante marzo pasado por noveno mes consecutivo.

Lo que podrían considerar los que toman las decisiones de política monetaria en la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) es que la inflación subyacente tuvo un incremento el mes pasado y deja ver el contagio al sector servicios y en los costos laborales de la economía estadounidense.

Así que, después de conocer el Índice de Precios al Consumidor de aquel país y su registro anual del 5% en marzo, pero también el dato del aumento de la inflación central, subyacente, del 5.6% el mes pasado, no hay nada seguro en cuanto al futuro de las tasas de interés en aquel país.

Parece una discusión lejana de algo que suena que no nos pega, pero no es así. Esas decisiones de política monetaria, o fiscal, en Estados Unidos, acaban por generar un efecto mariposa, o lo que en México conocemos como la gripita de allá y la pulmonía de acá.

El punto es que podría parecer que no hay razones para que el banco central de los Estados Unidos decidiera un nuevo aumento en la tasa de interés, actualmente en 5%, que ahora ya se emparejó al aumento porcentual de la inflación del mes pasado.

Lo notan los consumidores en lo que pagan por las gasolinas y en las cuentas del supermercado. Hay productos que sí mantienen las presiones en los precios, pero en general el ciudadano promedio puede dar cuenta de una baja, no en los precios, pero sí en el ritmo de los incrementos.

Parecería la evidencia que hacía falta para que la Fed ponga fin a la temporada de incrementos en el costo del dinero. Sobre todo, cuando la inflación general ha disminuido desde aquel 9.1% de junio del año pasado al actual 5%.

Pero los expertos del Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed podrían estar viendo otra cosa. Claro, las evidencias de una despresurización inflacionaria son evidentes, pero ese índice de precios subyacente les deja ver que la batalla todavía no está ganada.

Los más intransigentes con la inflación seguro se inclinarán por una estocada final de un cuarto de punto a la tasa interbancaria para llevarla al 5.25% en su reunión de principios de mayo, mientras que otros creerán que hay espacio para que la economía respire y se aleje de la posibilidad de una recesión.

El hecho de que ya no sea tan claro el siguiente movimiento de política monetaria alimenta la incertidumbre en los mercados donde se hacen apuestas encontradas. Estamos en el punto que sea cual sea la decisión que tome la Fed va a mover a los mercados.

Y el rumbo que tome Estados Unidos con su política monetaria tendrá que hacer pensar a otros bancos centrales, como el Banco de México, la conveniencia de su siguiente decisión.

Sí, es un hecho, hay menos presiones inflacionarias, pero también es cierto que es el momento de movimientos de precisión quirúrgica en las políticas monetarias para no causar más problemas a sus economías.

 

    @campossuarez