La sequía que afecta a México y Estados Unidos hace necesaria la renegociación del Tratado Internacional de Aguas entre ambos países para la asignación de las aguas de los ríos Bravo y Colorado.
Desde 1993 México no ha podido cumplir con su cuota y lo mismo sucederá en un futuro con Estados Unidos. El tratado debe replantearse, subrayó Francisco José Haro, abogado por la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de Derecho Internacional.
En 1944 ambas naciones firmaron el Tratado sobre Distribución de Aguas Internacionales, en el que se comprometieron a construir infraestructura, como canales y presas, para suministrar agua de un país a otro y compartir el recurso.
En este marco se estableció que México debe entregarle casi 432 millones de metros cúbicos anuales de agua a Estados Unidos del río Bravo a través de las presas La Amistad, en Coahuila y Falcón, en Tamaulipas.
En contraparte, Estados Unidos debe entregar mil 850 millones de metros cúbicos de agua a México del río Colorado de la Presa Imperial en California. Esta contabilidad se hace cada cinco años.
El agua que México envía se utiliza en la zona de El Paso, Texas; mientras que el líquido enviado por EU llega a la zona del Valle de Mexicali en Baja California y San Luis Río Colorado en Sonora, donde se ocupa para el cultivo de hortalizas, que posteriormente se exportan.
Al respecto, Francisco José Haro, explicó en entrevista que el volumen de agua que no se paga queda pendiente para los siguientes ciclos, por lo que podría convertirse en una cuota impagable, “hay necesidad de sentarse y renegociar lo que está en el documento para bien de los dos (…) se puede dar el caso de que ninguna de las dos naciones tenga agua con qué pagar su cuota, va a suceder, no sólo por la sequía, sino porque crece la población”.
CHIHUAHUA, EXPORTADOR DE AGUA
El subdirector general técnico de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Felipe Arreguín Cortés, comentó que a pesar de los problemas de sequía, México debe cumplir con su cuota, que se paga con 80% de los recursos hidrológicos de Chihuahua y que se envían a El Paso, Texas.
La autoridad de Conagua señaló que desde 20120, cuando inició el último ciclo de cinco años, México adeuda más de 300 millones de metros cúbicos de agua.
Incluso, el año pasado los legisladores de Chihuahua exigieron al gobierno federal más control sobre la explotación de los 61 acuíferos de la entidad, de los cuales 14 estaban sobrexplotados y cinco ya presentaban signos de colapso. Estos 19 aportaban en ese tiempo más de 80% del agua potable de Chihuahua.
ACCIONES COMPARTIDAS
En 2001, el presidente Vicente Fox y George W. Bush firmaron el “Programa Nacional Hídrico 2001-2006”, que establecía que el agua es asunto de seguridad nacional, por lo tanto los gobiernos estatales y federal de ambos países debían establecer programas para un mejor aprovechamiento de este recurso, saneamiento de los ríos, construcción de presas y el fomento cultural entre la población para no desperdiciar el líquido vital.
Para este 2012 el gobierno estadounidense destinó 76 millones de dólares para la Comisión Internacional de Límites y Aguas -encargada de vigilar el cumplimiento del tratado-, mientras que el gobierno mexicano otorgó 60 millones de pesos, esta diferencia se debe a las necesidades que se deben cubrir en cada lado de la frontera, coincidieron Arreguín Cortés y Haro Gálvez.
En el documento del Presupuesto de Estados Unidos 2013 se muestra que más de la mitad de los recursos para dicha comisión (44.7 millones) son para “salarios y otros gastos”, a diferencia de la inversión para infraestructura hídrica, que es de 31.4 millones de dólares.
EL PROBLEMA DE LA SAL
Durante los primeros años de aplicación del Tratado sobre Distribución de Aguas Internacionales de 1944, México recibió del Río Colorado aguas de buena calidad, sin embargo, a finales de 1961 se observó un incremento en la salinidad debido a que EU, para controlar y reducir el nivel de las aguas freáticas, perforó y puso en operación numerosos pozos en el Valle de Wellton-Mohawk, contaminando con sus descargas las aguas que llegaban a territorio mexicano.
La calidad del agua provocó la pérdida de los cultivos da la zona del Valle de Mexicali en Baja California y San Luis Río Colorado en Sonora, principalmente hortalizas.
Después de años de negociaciones, el 30 de agosto de 1973 ambos gobiernos firmaron el Acta 242 de la CILA (Solución permanente y definitiva al problema internacional de la Salinidad del Río Colorado), en la cual se establece los niveles adecuados en que debía llegar el agua al territorio mexicano.