Después de igualar 1-1 con los rojiamarillos en los 120′ minutos de partido reglamentario, pero con mayor efectividad en los tiros de penal, los ‘blanquirrojos’ mantuvieron su invicto en finales internacionales como los máximos ganadores del certamen y se coronaron en la Europa League.
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El cuadro de José Luis Mendilibar corrió con el desgaste físico y la postura protagónica del juego, con mayor tiempo de posesión, jugadas ofensivas generadas y presencia en área rival. En contraparte, José Mourinho vio culminada su racha invicta en finales europeas, en lo que hubiese sido el segundo título internacional para la ‘loba’.
Pese a ello, Roma fue quien abrió el marcador al minuto 34′ con gol de Paulo Dybala, en un rompimiento preciso desde mediocampo por parte de Gianluca Mancini, que dejó al delantero argentino correctamente posicionado para ingresar al área rival por el centro del campo y definir a segundo poste sin grandes posibilidades de reacción para Yassine Bounou.
El segundo tiempo tuvo un cambio considerable en la intensidad y variantes para los españoles, que se volcaron al frente a partir del pitazo inicial, con una recompensa casi inmediata por el autogol del mismo Mancini, que en su intento por detener a En-Nesyri en propia meta.
A partir de la igualada, Sevilla estableció un mejor desempeño con el esférico, para aprovechar constantemente las bandas y su juego profundo con Lucas Ocampos y Jesús Navas como principales fuentes de verticalidad por derecha. Anthony Taylor incluso tuvo que recurrir al VAR, para anular un penal marcado contra Ocampos en los minutos finales del juego, que hubiese definido la final.
El conjunto italiano durante todo el encuentro supo sufrir con la escasa cantidad de posesión que logró cosechar, para apostar en todo momento a un juego reactivo y de transiciones rápidas, además de la táctica fija para ofender.
Tras 90′ minutos disputados, ningún equipo logró marcar una diferencia puntual en el Puskás Arena de Hungría, para prolongar media hora más el encuentro que significó un trámite más, para llevar la definición a la vía de los penales.
Mancini e Ibáñez fueron los diferenciadores en los lanzamientos finales, con remates que fueron atajados por Bounou y el poste de la portería, para consagrar a los ibéricos como nuevos monarcas de un torneo al que arribaron para la ronda final, tras fracasar en Champions.
LEG