Las cintas animadas del arácnido sorprenden con sus historias y técnicas visuales
Recuerdo perfectamente mi escepticismo cuando vi que se iba a estrenar oooootra película de Spider-man.Después de sagas como la de Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland interpretando al arácnido en carne y hueso, ni siquiera hice caso a la promoción de Into the Spider-verse en 2018. Sin embargo, tras leer las impresionantes críticas y respuestas positivas de la audiencia, decidí darle una oportunidad. Por fortuna, me uní a su séquito de fans, porque en definitiva la cinta lo merece.
Creada por las mentes maestras detrás de Mitchell contra Las Máquinas, Lego: La Película y Lluvia de Hamburguesas, la dupla de directores, Christopher Miller y Phil Lord, siguieron demostrando sus destrezas de contar grandes historias con entrañables personajes, esta vez jugando con una franquicia ya explorada bastantes veces pero con dos particularidades: sería la primera encarnación de Miles Morales, una versión de Spider-man de raza negra, latinx; exploraría por primera vez en concepto del Spider-verse en pantalla grande: múltiples versiones del arácnido, de distintos universos, interactuando entre sí.
El resultado fue alrededor de 385 millones de dólares en taquilla, y dos secuelas en desarrollo. La primera de estas se estrenó el 2 de junio: Spider-Man: Across the Spider-verse y la siguiente con fecha tentativa de lanzamiento en 2024.
¿Qué hace a este cúmulo de cintas tan especial que incluso Guillermo del Toro nombra a la secuela como “un nuevo hito en animación”?
En primera justamente es el factor de la animación el que destaca. Porque, al tratarse de un relato con múltiples universos en juego, también se retratan miles de elementos gráficos distintos, dependiendo de las características de cada universo. Cuando estos conviven en un mismo espacio, los resultados son gloriosos.
Pero quizá lo más importante de esta y cualquier historia es que habla de elementos reales, y se siente una narrativa redonda con personajes reales, porque sin importar de qué esté hecha su materia, sus personalidades, emociones y complejos son sumamente humanos.
Al final, qué importa si es una historia de superhéroes, bandidxs o enamoradxs. Mientras hable sobre las verdades del corazón, todo se vale. Además de, claro, representar nuevos esquemas sobre la mesa.
Este es un excelente ejemplo de cómo hacer algo fresco, original y único con propiedades intelectuales que ya existen. Siempre y cuando exista una justificación, que venga el spin-off de Jar Jar Binks, la historia de origen del Maestre Pycelle o cualquier otra locura.
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