Los posicionamientos adelantados de los preprecandidatos presidenciales del Partido Republicano en Estados Unidos están lanzando la advertencia de que México será, más para mal que para bien, un punto clave en las campañas radicales de la derecha y la ultraderecha, pero en un momento en que el canciller mexicano Marcelo Ebrard ha preferido la carrera presidencial propia que la agenda estratégica con el vecino del norte.
Quien quiera que sea el nuevo secretario mexicano de Relaciones Exteriores, tendrá que iniciar básicamente de cero su labor ante la ofensiva republicana antimigratoria y antinarcóticos que viene prácticamente desde 2016, y que en México es la hora en que no se ha sabido gestionar una estrategia integral de respuesta.
Las actuales posiciones internacionalistas de México en la embajada en Washington y en la representación ante la ONU han carecido de autonomía diplomática y sus titulares no han podido en estos años consolidar las estrategias personales del presidente López Obrador, inclusive el propio canciller Ebrard utilizó su cargo para construirse una imagen propia ante los grupos de poder estadounidenses.
La temática del nacionalismo defensivo mexicano, de la migración hacia EU inducida por el Presidente mexicano y la falta de decisión para combatir a los cárteles del narcotráfico que ya invadieron el territorio americano tendrán escenarios y efectos dentro de Estados Unidos, pero con repercusiones hacia México, sobre todo porque dificultarán cualquier gestión de la agenda institucional entre las dos naciones.
Y el problema se va a agravar porque el presidente López Obrador había encontrado un tono de entendimiento con Donald Trump hoy indiciado, pero no hay forma de llegar a un acuerdo con Ron DeSantis o Greg Abbott.
Así que Ebrard deja la cancillería en el peor momento para México.
Zona Zero
- En los espacios mediáticos mexicanos tienen muy claros los radicalismos verbales de los opositores republicanos, pero los funcionarios mexicanos en EU no han sabido cumplir su tarea de crear una narrativa de explicación oficial y los demócratas han preferido trabajar por su propia agenda y dejar que los temas mexicanos incomoden menos sus precampañas, aunque sin definir líneas estratégicas de políticas exteriores que debieran caminar juntas. Trump, DeSantis y Abbott fijaron ya la temática mexicana en la campaña estadounidense de 2024.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh