Los espacios vacíos se llenan y la falta de una comunicación clara por parte del Banco de México empieza a desatar especulaciones en el mercado sobre el futuro de su política monetaria.
Banxico publicó su más reciente encuesta sobre las expectativas de los analistas del sector privado y hay buenas noticias, porque estos expertos consideran que para el cierre de este año habrá una expansión del Producto Interno Bruto que podrá alcanzar el 2.3% y con una inflación general que llegaría al 4.67%.
Este pronóstico habla de una economía que podría no desacelerarse tanto hacia el cierre del año, mientras que la inflación general sí mostraría una baja, no marcada pero sí consistente, hacia el último mes de este año.
Quizá el pronóstico que más pudo alterar el avispero en los mercados tiene que ver con la inflación subyacente que estos analistas privados estiman en 5.26% al cierre de este 2023. Que es significativamente menor que el 7.39% de mayo pasado, último dato mensual conocido.
Evidentemente que esos niveles para el cierre del año parecerían incompatibles con el nivel actual de tasa referente del Banco de México en 11.25%.
Entre los participantes de los mercados muchos sostienen posiciones en dólares que han conseguido en niveles cercanos al piso de los 17 pesos y un retroceso en la tasa de interés en México podría darles ganancias cambiarias importantes y, por lo tanto, externan sus análisis monetarios.
Pero desde la óptica de un banquero central, que defiende una política monetaria restrictiva con un afán de cimentar las expectativas de una inflación baja y duradera en niveles bajos, no es una matemática tan simple pensar que, si la inflación baja un mes, en automático baja el costo del dinero. Solo que eso hay que explicarlo y si el mercado no lo entiende, hay que imponerlo.
La Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) ha sido muy exitosa en lograr que la inflación subyacente marque una trayectoria descendente con más consistencia. Más allá de que los precios de los combustibles y los alimentos en aquel país han desacelerado rápidamente la inflación general.
Pero con todo y ello, a los banqueros centrales de la Fed no les cuesta ningún trabajo salir a los medios a mostrarse intransigentes y advertir que vienen en camino más aumentos en las tasas de interés.
Muchos lo dudan, pero tampoco se confían en tomar posiciones que los dejen comprometidos si es que, efectivamente, la Fed decide aumentar hasta en dos ocasiones más su tasa interbancaria.
En México, en alguna parte de los comunicados de decisión de política monetaria dicen que este nivel actual de la tasa en 11.25% se mantendrá por largo tiempo. Pero la multiplicación de las voces que quieren lo contrario puede opacar la fuerza de ese mensaje.
Así que, un golpe en la mesa desde el banco central para poner orden entre los entusiastas de una baja cercana en la tasa de interés no caería mal para lograr su meta de influir en la baja sostenida de la inflación.
Porque deben ser muchos lo que quisieran ya obtener réditos de sus apuestas cambiarias y de pegarle al gordo en la curva de las tasas de interés.
@campossuarez