Si hoy fueran las elecciones para gobernador en Jalisco, Morena ganaría en alianza con el Verde y el PT; Movimiento Ciudadano, que iría solo, quedaría entre 6 y 8 puntos por abajo.

Esa es la razón por la que el gobernador Enrique Alfaro deja abierta la puerta a la eventual alianza con el Frente Amplio por México.

La más reciente encuesta realizada por Demoscopia, con fecha del 19 de junio pasado, establece que si los partidos fueran solos a la elección de gobernador, Morena tendría 33.8% de los votos; el MC, 26.3%; el PAN, 12.7% y el PRI, 8.4%.

Si la competencia se diera entre coalición, pero con el MC sólo, el resultado sería el siguiente: Morena-Verde-PT obtendría el 36.8% de la votación; el MC, 30.8%, y la coalición PAN-PRI-PRD, 17.4% de la votación.

Estas cifras concuerdan con otras encuestas realizadas en el mes de marzo y otra en el mes de mayo, que conceden a Morena el 34% de la intención del voto y al MC el 23%.

Si esto no lo quiere ver Dante Delgado, habrá que recomendarle que cambie de oftalmólogo.

Alfaro no ha roto el diálogo con los aliancistas porque sabe que necesitará de su apoyo.

Lo que está en disputa, no solo es la gubernatura, sino las presidencias municipales y el Congreso local, es decir, todo el aparato político del estado.

No se trata, como se ha querido hacer pasar, solo de las diferencias entre Alfaro y Delgado por el candidato a gobernador (el primero apoya a Clemente Castañeda y el segundo a Pablo Lemus), sino de una visión encontrada sobre la conveniencia de pactar con la oposición para detener el avance de Morena.

Con certeza le podemos informar que, ante una eventual asociación entre MC y el resto de la oposición en Jalisco, ni el PRI ni el PAN disputarían las candidaturas a la gubernatura ni a las presidencias municipales de las ciudades importantes.

La propuesta ya fue planteada y se espera que en los próximos días Alfaro responda.

La pregunta para el hoy gobernador jalisciense es qué le importa más: ¿ganar su estado o cumplir los designios de Dante Delgado?

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Ricardo Monreal Ávila envió el 5 de julio pasado, una carta a Mario Delgado en un tono que no deja lugar a dudas sobre su molestia por lo que está pasando en la (no pero sí) campaña corcholatera.

Dice Monreal en una parte de su escrito:

“He recorrido buena parte del territorio nacional y en cada uno de los lugares que visito, así como en las carreteras y calles por las que transito, me consta la colocación de miles de anuncios espectaculares y bardas pintadas, así como la distribución de objetos utilitarios con nombres e imágenes de algunos aspirantes.

“La inequidad es una fuente de reclamo en todo proceso que se presume democrático’’.

El zacatecano pide “de manera atenta y respetuosa moderar el exceso de publicidad y no incurrir en violación a los acuerdos adoptados por el Consejo Nacional de nuestro partido’’.

Casi una semana después, el silencio de Delgado ha sido la única respuesta.

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Porfirio Muñoz Ledo murió sin recibir el homenaje que bien se merecía.

Su brillantez, su lucidez sobre la cosa pública, sus brillantes intervenciones en las tribuna de los diputados o lo senadores y su innegable aporte a la transición política del país, le han ganado un lugar especial en la historia de este país.

Descanse en paz.

LEG