Su doctor de cabecera trae otra idea para desarbolar a la oposición moralmente derrotada: una nueva pintura de castas, como la que proliferó en el Virreinato, para establecer con rigor científico quién merece y quién no el título de indígena. Una buena parte del trabajo ya se hizo. ¿Ustedes creen que los compañeros comunicadores de La Jornada y Sabina Berman se limitan a repartir certificados de autenticidad racial? No, por favor. Se les agradece la iniciativa, por supuesto, y solo esa aportación, tan propia del humanismo mexicano, bastaría para garantizarles la gratitud eterna de la Cuarta Transformación. (Aunque los tres millones de pesitos y las exenciones fiscales están bien, deben ser apenas un principio. Que la revolución les haga justicia, carajo).

Bueno, pues imagínense que han hecho más. Mucho más. Están los dibujos del sector Chamuco, siempre sofisticados, con ese mensaje: “Pinche Xóchitl mestiza”. Está la idea de irse a buscar su acta de nacimiento, y la de sus mayores, en busca de una gota de sangre española. Genial. Periodismo puro y duro. Como le sigan buscando, seguro que le aparece un antepasado, digamos, alemán, o escocés, y ahí sí, tronó para siempre su candidatura.

Ok: falta llevar ese trabajo a sus últimas consecuencias. Lo que propone el Doctor Patán es que se impriman, por millones, unas como láminas de las que se usaban antes para las tareas escolares con una clasificación racial de la nueva mexicanidad que le permita al pueblo bueno identificar a impostores que se quieran hacer pasar como indígenas puros. No es mi especialidad, pero imagino algo así: “Indígena con indígena: Pueblo Bueno. Indígena con mestizo: aspiracionista. Aspiracionista con empresario: moralmente derrotado”. Etcétera. Y arriba de cada etiqueta, un dibujito de los caricaturistas de la paella, lo más apto que tenemos para llevar a puerto el desafío. Digo, les pueden faltar gracia en el retrato y curiosidad por el mundo que los rodea, pero les sobran entusiasmo y militancia, y ya sabemos que con eso, en la 4T, basta y sobra. Obvio, los tres millones se podrían convertir en seis. Libres de impuestos.

Aunque cabe aquí un matiz. Una excepción. El Doctor sabe de la importancia de la autocrítica para nuestro movimiento, así que, tristemente, habría que dejar fuera de la ejecución del proyecto a Rapé. Es que híjole: está bien bajar los estándares estéticos, pero no tanto. Ojo: el compañero monero no tiene que sentirse rechazado. Puede hacer lo de siempre: animar desde la banca.

 

    @juliopatan09