Una candidata o candidato de la oposición que llegue al término del proceso de selección del Frente Amplio por México con más de medio millón de firmas de apoyo será un enemigo de temer por cualquier corcholata.

Aunque oficialmente no se conoce el número de firmas recabadas por cada uno de los 13 aspirantes del Frente, Xóchitl Gálvez anunció en sus redes sociales que había llegado a recolectar 220,000 firmas, cuando faltan 10 días para que se venza el plazo fijado por el Comité organizador del proceso.

Ese tuit de la senadora, generó que aparecieran “espontáneos’’ pidiendo que ya no se le dieran más votos, y que en su lugar se destinaran a otros candidatos del Frente para “fortalecerlos’’.
Craso error.

Los partidarios del Frente deben entender que entre más firmas de apoyo consiga un candidato, más fuerte llegará al final del proceso y con mayores posibilidades de competirle a Morena en el 2024.

No se pueden atomizar los apoyos para fingir una contienda pareja, porque no lo es.

Hay quienes dentro del propio frente opositor que están batallando para llegar a las 25,000 firmas; ¿por qué tendrían que simularse un falso respaldo cuando lo ideal es fortalecer al que lleve la ventaja?

Es un despropósito sugerir un freno a los apoyos a Gálvez como lo es también deslizar la posibilidad de que el resto decline a favor de ella.

Lo que más conviene al Frente es concluir en los términos y fechas fijadas su proceso selectivo; de otra manera solo se estaría convalidando una especie de dedazo por aclamación popular cuando bien se puede en las urnas legitimar ese apoyo ciudadano.

Pese a todo, Xóchitl cabalga, pero no debe confiarse ni caer en frivolidades que le hagan parecer una candidata sin luces que acude a las ocurrencias para ocultar su falta de preparación y conocimientos, como ya hemos visto en la historia del país.

Quienes promueven no más votos a Xóchitl Gálvez son sus enemigos, no quienes quieren verla llegar fortalecida a septiembre.

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Citando al ideólogo de la 4T, Marx Arriaga, todos los amlovers “bramaron’’ en contra del caricaturista Calderón, por un cartón que reproduce una foto tomada hace meses al presidente López Obrador en una posición “incómoda’’, digamos, ante el trasero que le ofrece una bailarina.

El caricaturista solo agregó una banda a la mujer en cuestión que dice “ley electoral’’ y pone de testigos a los presidentes del Tribunal Electoral y del INE.

¡Y la que se armó!

Bueno, ni cuando han caricaturizado a la máxima figura religiosa en el país se había armado tal revuelo.

Lo único que hizo el muy reconocido y apreciado Calderón fue caricaturizar la realidad.

O llevar a la realidad la caricatura, tal vez.

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Dos empresarios muertos, uno en Veracruz a causa de un accidente aéreo, y otro asesinado en la Autopista del Sol, en Guerrero, en un aparente asalto, sacudieron los cuartos de guerra de Adán Augusto López y Marcelo Ebrard.

Aparentemente -con todo respeto- ambos financiaban los actos de ambas corcholatas o por lo menos eso se hizo creer en los primeros informes de sus muertes.

Como sea, y pese a que no hay nada por el momento que pruebe que se hayan tratado de otra cosa que fueran accidentes, ya hay un tufillo molesto en la carrera corcholatera.

LEG