Los comerciantes del país deben estar contentos. Ningún presidente de la República les ha hecho tanta publicidad como Felipe Calderón a lo largo de su gobierno.

 

El mismo Presidente se encargó el 9 de noviembre pasado de anunciar en la residencia oficial de Los Pinos la nueva temporada de rebajas denominada El Buen Fin y en la que a lo largo de 4 días “se buscaría mejorar la calidad de vida de las familias mexicanas”, según se anunció desde el discurso oficial.

 

En los nueve días siguientes durante sus recorridos por el territorio nacional, una y otra vez el mandatario se dio tiempo para publicitar la temporada de ofertas comerciales que se avecinaba, mensajes que repetían todos los medios de comunicación. Dificilmente algún renombrado publicista hubiera alcanzado el éxito mediático que tuvo El Buen Fin con Calderón como su promotor estrella.

 

Quizá lo anterior se debe a que Calderón no es ningún improvisado en estas tareas de la publicidad comercial y política, aunque sus ocurrencias hayan metido en serios aprietos a altos miembros de su gobierno y a los propios comerciantes, como ocurrió recientemente con El Buen Fin.

 

Recordamos aquel 18 de junio de 2008 cuando el Presidente hizo de la residencia oficial un gran almacén de ofertas. Ese día Felipe Calderón, junto a los comerciantes del país y a un sorprendido gabinete económico, anunció con bombos y platillos un listado de 150 productos envasados que ‘congelarían’ su precio hasta el final de aquel año. Era un gran comercial desde Los Pinos anunciando bebidas de piña, gelatinas en polvo, postres estilo flan, café con leche, sardinas, sopas envasadas, salsas, frijoles en lata y decenas de productos cuya larga lista de ofertas, con todo y sus marcas, podían ser consultadas en el mismo portal de la Presidencia de la República. Un bazar con la rúbrica oficial.

 

Pero las ofertas comerciales anunciadas desde la Presidencia de la República durante ese fin de primavera ya no eran ninguna novedad en México. En realidad el anuncio de junio de 2008 era el tercer capítulo de una trilogía.  Unos meses antes, en diciembre de 2007, los comerciantes habían dado a conocer que se echaría a andar un plan entre el gobierno y la asociación de tiendas de autoservicios y departamentales denominado Programa de Despensa Familiar 2008 en la que se ‘congelarían’ los precios de 300 productos por un tiempo limitado. El programa de precios bajos, que no tuvo el éxito pensado originalmente, fue relanzado en mayo de ese año encabezado por el presidente Calderón ahora bajo el nombre de Programa de Acciones en Apoyo a la Economía Familiar.

 

Pero allí no acabaron las ofertas ni las campañas publicitarias desde Los Pinos en alianza con los comerciantes. El 26 de marzo de 2009 el slogan ‘Le cambio su viejo por uno nuevo’ vio la luz precisamente en la residencia oficial de la Presidencia para promover la renovación de electrodomésticos en los hogares del país desde las cadenas de tiendas departamentales y de autoservicios a precios de oferta. Una campaña tras otra.

 

Pero el publicista de Los Pinos sigue muy activo. El fin de semana pasado se convirtió en el ‘Julio Regalado’ de la temporada ofertando productos a descuento aunque con más publicidad que ofertas efectivas.

 

Cualquier similitud con las acciones de gobierno, es pura coincidencia.

 

samuelgarcia2010@hotmail.com | @arena_publica