En el Mercado del Trueque el dinero no vale, pero la basura sí. Unas 80 botellas de plástico pueden canjearse por manojos de cilantro, brócolis, lechugas y hasta plantas de ornato. El principio es simple: cambiar lo que se posee de sobra, por aquello que realmente se requiere.
Y si hay algo que la Ciudad de México produce en abundancia es basura, 25 mil toneladas a diario, aproximadamente 1.5 kilos por cada habitante en sólo 24 horas.
Desde marzo pasado, el primer domingo de cada mes (este domingo toca), 20 toneladas de desechos (plástico, vidrio, cartón, periódico, aluminio, envases de tetrapack, pilas, cables y hasta viejos equipos de cómputo o celulares) son intercambiadas por 10 toneladas de productos que ofrecen agricultores del sur de la Ciudad de México.
Previo a la sexta edición de este domingo y tal como ha ocurrido con las anteriores, un actuario de la SMA es responsable de revisar el movimiento de los precios en el mercado y establecer el valor en puntos verdes que tendrán en el Mercado de Truque tanto los desechos como los alimentos.
Los envases de plástico son los más valorados. Un kilo de este material (conocido como PET) equivale a unos 24 puntos verdes. Pero existen reglas: máximo 10 kilos de desechos de cualquier tipo por persona.
Sin embargo los interesados han encontrado la manera de aumentar su capacidad de compra, desde antes de las ocho de la mañana, cuando abre el mercado que se instala a un costado del Altar a la Patria, en el Bosque de Chapultepec, se observa a varios integrantes de una familia, cada uno con su respectiva colección de basura.
Paola Brachdet, directora del Mercado del Trueque que organiza la Secretaría del Medio Ambiente (SMA) del Distrito Federal, explica que el valor en puntos de los desechos está directamente relacionado con lo que pagan las empresas recicladoras que participan en el proyecto.
En la más reciente edición, realizada el primer domingo de septiembre, el kilo de PET alcanzó un valor de 24 puntos, el aluminio de 16, el de envases tetra pack 10, el de cartón y el vidrio tres puntos; en el caso de los electrodomésticos el kilo se valoró entre dos y cinco puntos.
Así, medio kilo de aluminio puede ser canjeado por una lechuga, mientras que son necesarios varios kilos de envases de tetrapack para adquirir un queso o medio kilo de mole, que se cuentan entre los productos más caros, 65 y 50 puntos verdes, respectivamente.
Adán Rodríguez, un comerciante de mole originario de San Pedro Actopan, asegura que el valor de su producto es casi siempre igual. A pesar de estas variaciones en el Mercado de Trueque, el productor no resulta afectado debido a que las autoridades capitalinas pagan a los productores por adelantado.
Cada mes, la SMA destina 100 mil pesos para comprar a los productores las 10 toneladas de verduras, legumbres, lácteos, mole y plantas.
“El valor de los puntos verdes varía por el precio de la basura en el mercado y nosotros vamos adaptándonos. También tratamos que haya variedad en el precio de los víveres para que la gente que trajo pocos desechos tenga oportunidad de llevarse cosas más baratas con poquitos puntos, y aquel que estuvo un mes almacenando PET en su casa pueda llevarse productos más caros”, expuso Brachdet.
Nadie pierde, asegura la funcionaria. La empresa recicladora paga alrededor de 40 mil pesos a la autoridad capitalina por las 20 toneladas de basura que se recolectan cada mes; los productores reciben su pago por adelantado, aunque no vendan todo lo que llevan al mercado, y el ciudadano no desembolsa un solo peso.
En el caso del gobierno, la dependencia invierte un mes en el mercado y recupera esa inversión en la siguiente edición, lo que ha funcionado para que crezca la oferta. Tan sólo en la última edición y ante los problemas de desabasto se incluyeron 500 kilos de huevo a un tipo de cambio de 15 puntos verdes por cada medio kilo.
Pero no sólo crece la oferta, también la demanda. En las primeras ediciones se recibían dos mil personas, ahora ingresan unas tres mil con sus residuos.
“Junté 60 puntos con PET, aluminio y periódico. No me alcanzó para mucho pero llevo lechugas, acelgas, limones y rábanos para el pozole”, dijo Maricela Sánchez, una mujer de 63 años que se preparaba para la fiesta del 15 de septiembre.
“Una vez tuvimos un grupo de chavos dark que trajeron cajas con latas de cerveza, venían directo de la fiesta. Cambiaron sus puntos y después compraron lo que necesitaban para cocinar en la semana”, narró Paola Bradchet.
La labor de separar y recolectar los desechos para que sean reciclados tiene no sólo beneficios para el medio ambiente. La SMA calcula que los asistentes se ahorran unos 100 pesos en la compra de víveres.
Ante el éxito del mercado, las autoridades capitalinas planean extender su operación a otras delegaciones y aprovechar espacios como el Bosque de Aragón, en la Gustavo A. Madero para promover entre la población el valor de la basura.
Cifras