Foto: Archivo. Los investigadores reconocen que desde los sismos de 2017, la subsidencia de la ciudad incrementó su velocidad.  
Expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hacen un llamado acerca del riesgo potencial que la Ciudad de México corre ante los sismos debido al constante hundimiento de la capital, llamando a la ciudad como “zona de inminente desastre”.
Fue en el Foro 19S Vulnerabilidad Urbana, que la investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad del Instituto de Ecología de la UNAM, Marisa Mazari, en compañía del investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, Enrique Cabral, compartieron la información.
Mazari comentó que el reblandecimiento del suelo se debe principalmente a la continua extracción del agua a 100 y 300 metros de profundidad, por lo que menciona que las zonas construidas donde solían estar los antiguos lagos ‘prehispánicos’ ahora se encontraría erigidas sobre una ‘gran gelatina’ compuesta de arcilla moldeable.
“El área de lo que fueron lagos, es sísmica; aunado a ello, se agrava con la presencia de fallas, fracturas, permeabilidad, formaciones geológicas, pozos, cambio de uso de suelo y pérdida de biodiversidad”, sostuvo Mazari.
La investigadora suma a esto, la sobrepoblación, las actividades productivas y el cambio climático, catalogando a la ciudad como una “zona de inminente desastre” y reconoce que por más trágico que suene se debe conocer el panorama y tomar acción.
Por su parte, Enrique Cabral, mencionó que además del riesgo sísmico, el hundimiento también se debe a la perdida de volumen en las profundidades y el aumento de masa en la superficie, volviéndolo casi insostenible.
“Las zonas urbanas que presentan estos hundimientos en el país son 853 localidades que tienen una velocidad de subsidencia anual mayor a 2.8 centímetros”, informa Cabral.
El hundimiento gradual de la CDMX pone en riesgo a un estimado de 7 millones de viviendas en la capital y con ello a 21.4 millones de personas, informan que las alcaldías con mayor riesgo son Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac y Venustiano Carranza.
Los investigadores reconocen que desde los sismos de 2017, la subsidencia de la ciudad incrementó su velocidad y por el momento no se tiene algún plan para detener esto, pero llaman a la población a no tirar ni malgastar el agua, evitando así su excesiva extracción.
OD