Los seis miembros del Consejo Consultivo de dicho organismo presentaron de forma unánime su renuncia al cargo.
Foto: Presentación La renuncia unánime de los integrantes se suma a la lista de polémicas durante la gestión de Rosario Piedra Ibarra como ombudsperson.  

Tras argumentar que sus recomendaciones son “desdeñadas” y que sólo reciben ataques y descalificaciones desde la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), este lunes los seis miembros del Consejo Consultivo de dicho organismo presentaron de forma unánime su renuncia al cargo.

“De forma sistemática, ha obstaculizado nuestro trabajo llegando al extremo de ignorarnos por completo, amenazar y calumniar”, denunciaron los integrantes en una carta de dimisión que se hizo pública la tarde de ayer.

La misiva que se entregó en la Cámara Alta está firmada por Tania Espinoza Sánchez, Adalberto Méndez López, Bernardo Romero Vázquez, Jorge Saaveda López, Ángel Trinidad Zaldívar y Georgina Diédhiou Bella, en ella se indica que durante casi dos años se impidió su labor.

Los signantes argumentaron que, pese a que desde el inicio de su encomienda intentaron aplicar lo que dice la Ley en la materia que les da la facultad de establecer los lineamientos generales de actuación de la Comisión Nacional, no han podido mediar, ni razonar con la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, en prácticamente ninguna de las actuaciones que ha llevado a cabo.

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“Un órgano que debiera ser autónomo pareciera estar atendiendo a intereses diversos a los de la defensa y protección de los derechos humanos (…) considerando que nuestra presencia parece solamente legitimar algunas arbitrariedades, interpretaciones sesgadas y decisiones unilaterales de la Presidenta de la CNDH decidimos de manera unánime renunciar”, expresaron.

Esta no es la primera vez que se presenta esta situación durante la gestión de Piedra Ibarra.

En 2020, José de Jesús Orozco Henríquez renunció al Consejo debido a que denunció que el Organismo no cumplía sus funciones además de sostener que la gestión actual se caracteriza por el desapego e inobservancia del marco legal aplicable.