Siempre tuvo una personalidad sombría. Al interior de la dirección de Seguridad Pública municipal de Ciudad Acuña forjó una carrera desde las áreas administrativas. Mantuvo un bajo perfil hasta mayo pasado, cuando fue nombrado jefe temporal de la Policía.

 

Rodolfo Castillo Montes siempre fue visto como como un duranguense con un puesto importante en tierra coahuilense, debido a que en el norte está muy arraigado el asunto de los fuereños.

 

Así, mientras la corporación cambiaba de directores de seguridad pública, cinco durante los últimos años, Castillo Montes aprovechaba su bajo perfil para fortalecer sus nexos con comandantes y mandos operativos de la corporación.

 

Y a pesar de que hace meses se le aplicó al ex funcionario policiaco el examen de control de confianza y no lo acreditó, no se le despidió. Por el contrario, se le designó como interino y tras la llegada de Javier Aguayo Camargo como director de esa policía, el pasado 22 de septiembre, a Castillo Montes se le designó como subdirector Operativo.

 

Es decir, en esa función específica duró 11 días hasta que el pasado miércoles ejecutó a José Eduardo Moreira Rodríguez, hijo del ex gobernador y ex líder nacional del PRI, Humberto Moreira Valdés.

 

De acuerdo con fuentes de la Policía, Castillo tuvo cuando menos cinco meses para ligarse con actividades ilícitas, en este municipio enclavado en una zona utilizada para el trasiego de drogas.

 

Ciudad Acuña se había mantenido como una plaza fría, donde operaban células de Los Zetas, que no habían generado escenas de violencia que colocarán el foco sobre esa demarcación.

 

Sin embargo, la infiltración de presuntos integrantes de Los Zetas a la corporación, se conocía entre algunos mandos policiales ligados con gente de Castillo Montes, pero no era algo que se ventilará en medios locales, los cuales incluso en algunas columnas describían al ahora homicida del hijo del ex gobernador como un tipo sin carácter, al cual no le hacían casos algunos de sus subordinados.

 

Esto contrastaba con la dureza de carácter que le es atribuida por otros de sus allegados, afable aparente pero rudo en lo interno.

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