MOSCÚ. La componente de Pussy Riot, Yekaterina Samutsévich, que recibió el miércoles la libertad condicional, aseguró ayer que el grupo punk ruso seguirá en activo, aunque no volverá a actuar en templos religiosos.

 

“Me gustaría seguir dedicándome a las actividades del grupo. Nuestro trabajo es entendido en todo el mundo. Nosotros nunca anunciamos nada de antemano. Todo debe ser inesperado”, dijo Samutsévich a la canal de televisión REN-TV.

 

Samutsévich insistió en que la actuación por la que ella y sus dos compañeras, Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina, fueron condenadas a dos años de cárcel fue una acción política y no estaba dirigida contra los creyentes ortodoxos.

 

La cantante aseguró que su puesta en libertad no significa que haya modificado su oposición hacia el presidente ruso, Vladímir Putin, o que exista una división entre ella y sus dos compañeras que aún continúan en prisión.

 

“Todos tenemos las mismas convicciones y no pensamos renunciar a ellas. En el grupo no hay conflictos ni enfados, ni nunca los ha habido”, dijo.

 

Acusó a las autoridades de intentar dividir a las tres famosas miembros de Pussy Riot, que fueron condenadas en agosto pasado a dos años de cárcel tras protagonizar una plegaria punk contra Putin en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú.

 

“No teníamos un único objetivo, pero hemos logrado lo que buscábamos. Deseo mucho que Masha y Nadia sean puestas en libertad”, afirmó.

 

Mientras, las encarceladas miembros de Pussy Riot, Tolokónnikova y Aliójina, manifestaron por medio de su abogado, Mark Feiguin: “No hay ningún compromiso, lucharemos contra el sistema hasta el final”.

 

Los jueces que estudiaron ayer el recurso presentado por la defensa de Pussy Riot aseguraron que no recibieron ninguna presión de las autoridades y que Samutsévich fue liberada, ya que, aunque entró en la catedral, no le dio tiempo a gritar, como sí hicieron sus compañeras.

 

En cambio, algunos activistas y opositores creen que Samutsévich, la única de las tres mujeres que no tiene hijos, fue liberada tras cambiar de abogado y mostrar una actitud menos rebelde hacia el tribunal.

 

La jueza del Tribunal Municipal de Moscú Larisa Poliakova, aseguró que no recibió ninguna presión por parte de las autoridades del país.

 

“Nadie nos ha presionado”, dijo Poliakova en rueda de prensa después de la vista del recurso contra la sentencia de dos años de prisión a tres integrantes del grupo “por gamberrismo motivado por odio religioso”.

 

Al mismo tiempo, Poliakova negó que el cambio de abogados por parte de la liberada el pasado 1 de octubre haya influido en la decisión de los jueces.

 

Tolokónnikova y Aliójina podrían haber sido condenadas a siete años de cárcel si no fuera por su maternidad, según los magistrados del juzgado de casación.

 

“La maternidad de Tolokónnikova y Aliójina ya se tomó en cuenta como atenuante por el juzgado de primera instancia, pero al computar todas las circunstancias de los hechos, la juez (de primera instancia) estimó que su reinserción sólo es posible en condiciones de aislamiento”, aseveró Poliakova. EFE