El desahogo de la decisión de la Suprema Corte de Justicia para que la Guardia Nacional deje de estar adscrita a la Secretaría de la Defensa Nacional y se incorpore a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana será la última oportunidad para definir si la sociedad política mexicana está entendiendo la lógica de la seguridad interior o si todavía cree que la configuración de cárteles y crimen organizado es un tema de policías y ladrones callejeros.
Si se atiende la exigencia de la Corte, entonces los miembros de la Guardia Nacional -aproximadamente el 80%- que proviene de los cuadros formados en la Sedena estarían perdiendo sus derechos militares y estarían en condiciones de pedir su retorno al Ejército a costa de abandonar a la Guardia.
La adscripción de la Guardia Nacional a la Sedena nada tiene que ver con la lógica superficial que critica la militarización; en los hechos, la configuración y poder económico y armado de la delincuencia ya ha rebasado los criterios de seguridad pública que representan las policías civiles estatales y municipales e inclusive en algunas zonas del país desafíen la mayor capacidad de fuerza que tiene la GN en materia de armamento.
El punto central radica en la comprensión o incomprensión de la fuerza de la delincuencia y en las limitaciones organizativas de las policías civiles, tomando como caso los fracasos de las policías federales e inclusive estatales y municipales que han carecido de disciplina y estructura de fuerza como para combatir a una delincuencia cada vez más sofisticada, violenta y con creciente capacidad de corrupción.
Si la Guardia pasa a la SSPC, entonces se convertirá en una policía federal más, con las viejas reglas policiacas y muchos de sus cuadros militares regresarán a sus cuarteles.
El debate está en saber si las estructuras civiles de decisión han entendido lo que es seguridad pública y seguridad interior.
Zona Zero
- La crisis de seguridad en Guerrero como consecuencia de la destrucción provocada por el huracán Otis sería un buen ejemplo para entender que el control del crimen y la delincuencia de la zona dañada y porciones adicionales va más allá de asaltantes callejeros y que los grupos criminales están capturando las estructuras sociales y gubernamentales ante la falta de una decisión oficial para enfocar el problema desde la seguridad interior, es decir, de delincuentes que están asumiendo por su cuenta características de gobernanza criminal.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh