Bogotá.- Las FARC incluyeron a la guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer en su equipo de negociadores, informó hoy la televisión pública bogotana Canal Capital, una decisión de última hora que supuestamente ha creado tensión con el Gobierno colombiano.

 

Según esta versión, la holandesa se encuentra en La Habana con el número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, y esta situación habría retrasado el viaje a Oslo de ambas delegaciones para iniciar formalmente los diálogos de paz.

 

Efe consultó a fuentes cercanas al equipo negociador gubernamental, pero no obtuvo confirmación ni desmentido sobre este episodio.

 

El motivo de la fricción sería el malestar del Gobierno por el hecho de incluir a una ciudadana que no es colombiana, mientras que el grupo armado habría reivindicado su derecho a elegir libremente a sus delegados, al aducir además que Tanja o “Alexandra” lleva una década en las filas guerrilleras.

 

Esta joven de 34 años habla varios idiomas y según la fuente que citó Canal Capital tiene un perfil posiblemente encaminado a manejar asuntos de comunicación y prensa.

 

Tanja llegó a Colombia en 1998 con 21 años para ejercer como profesora en la ciudad de Pereira (este), y tras conocer la realidad del país se sintió atraída por el papel de las FARC, por lo que se vinculó primero con la milicia urbana de Bogotá y luego decidió irse “al monte” a luchar como una guerrillera más.

 

Esta historia ha atraído la atención de medios internacionales e incluso ha dado pie a viajes de su familia para tratar de rescatarla, lo que ella siempre ha rechazado.

 

Según estaba previsto, los negociadores de la guerrilla y el Gobierno colombiano se iban a reunir a partir de mañana, aunque todavía ninguno ha llegado a la capital de Noruega.

 

Lo único que está confirmado en torno a este incipiente proceso es que las partes ofrecerán una rueda de prensa el próximo miércoles en la que darán por inaugurado el proceso de paz que semanas después seguirá en La Habana. EFE