El presidente estadounidense, Joe Biden, pidió ayer a Hamás a que acepte un alto al fuego con Israel en la Franja de Gaza antes del Ramadán, pero movimiento islamista afirmó que las vías de las negociaciones no estarán “abiertas indefinidamente”.
Los mediadores internacionales se reunieron con delegados del grupo palestino en El Cairo para intentar pactar una tregua de seis semanas, el canje de decenas de rehenes a cambio de prisioneros palestinos y el ingreso de ayuda en Gaza.
“Está en las manos de Hamás en este momento”, declaró Biden, que dijo temer una situación “muy, muy peligrosa” si no se alcanza antes del mes del ayuno del islam, que empieza el 10 o el 11 de marzo.
El dirigente, cuyo país es el principal aliado de Israel, añadió que los israelíes estaban “cooperando” y que el ofrecimiento de una tregua “es razonable”.
Ante la catastrófica crisis humanitaria en Gaza, tras casi cinco meses de conflicto, Biden advirtió a Israel que “no hay excusa” para impedir el ingreso de ayuda humanitaria al asediado territorio palestino.
Un alto cargo de Hamás, Osama Hamdan, afirmó desde Beirut que no permitirían “que la vía de las negociaciones esté abierta indefinidamente mientras continúe la agresión y la hambruna organizada” contra los palestinos.
Las negociaciones son “difíciles, pero continúan”, sin representación israelí, indicó un alto funcionario de Egipto.
Mientras, Israel continuó bombardeando el territorio palestino, sobre todo el sur, y causó 97 muertos en las últimas 24 horas, según el Ministerio de Salud de Gaza, gobernado por Hamás.
Soldados israelíes abrieron fuego nuevamente contra una multitud hambrienta que esperaba el reparto de ayuda, hiriendo a algunas personas.
Testigos declararon que cientos de personas se abalanzaron sobre un convoy de 17 camiones cargados de harina que llegaba a un cruce de caminos en el sur de Gaza, y que los soldados dispararon. El Ejército no ha confirmado estos informes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que descubrió en una misión escenas espantosas de niños muriendo de hambre y una grave escasez de alimentos, medicamentos y combustible para generadores.
Este organismo calcula que al menos 8 mil pacientes necesitan ser evacuados de Gaza para recibir tratamiento.