La historia del rey Tutankamón es, por mucho, una de las más fascinantes, no sólo de la cultura egipcia, sino de la humanidad, pues sus peculiaridades la hacen provocar el interés global, tal como se descubre en la muestra Más allá de Tutankamón.
El ataúd del Faraón, quien según estudios, murió a los 19 años, es el encargado de recibir a los visitantes en su primera sala, en donde se ponen al descubierto los diferentes significados que envuelven al artefacto de pies a cabeza.
Asimismo se entiende la importancia política que tuvo el joven gobernante durante su corto periodo de tiempo en el poder y el cómo es que fue encontrado.
Posteriormente se conoce que la figura de Howard Carter, arqueólogo y egiptólogo francés muy importante en este viaje, pues fue él, junto con su equipo, quien en 1922 descubrieron la tumba del rey Tut.
Es así como una réplica de la tienda que se montó en aquel Egipto, recibe a los visitantes y cuenta la historia de cómo un niño egipcio, encargado de llevar el agua al equipo de Carter, fue quien por casualidad encontró la entrada al mausoleo de Tutankamón, quien hasta ese momento era visto como un mito, pues no sé había logrado encontrar nada relacionado a su lugar de descanso eterno.
Es en ese punto en donde comienza el viaje en el tiempo, pues al igual que el grupo de exploradores de 1922, los visitantes de la exposición caminarán los pasillos que, hasta ese entonces, no habían pasado por el tiempo y que dejaban ver grabados claros en sus paredes y que llevaron a las cuatro diferentes salas en las que se divide el espacio.
Finalmente en un espectáculo de luces y sonidos, se llega a la cámara funeraria que es en donde se encontró al olvidado por siglos pero bien conservado cuerpo del joven Faraón, quien se mantuvo congelado en el tiempo y a salvo de los saqueadores porque fue puesto en un lugar que no fue construido para él, en un rincón del Valle de los Reyes, que nunca nadie había explorado.
En esta cámara funeraria recreada, se explican las pinturas que decoran las paredes, las cuales tienen un significado y hablan de forma detallada sobre el viaje del Faraón al más allá.
Posteriormente sigue una de las salas más impresionantes, la del tesoro, pues como se mencionó con anterioridad, ésta nunca fue saqueada, por lo que todo lo que le incluyeron al joven rey en su funeral estaba intacto.
Los egipcios creían en la vida eterna, por ello al Faraón lo acompañaron joyas, su trono, todo tipo de artesanías finas y hasta un tablero del milenario juego Senet, el cual en esta sala que recrea su tesoro puede ser jugado por los visitantes, además explica el árbol genealógico de Tutankamón.
Para disfrutar esta experiencia inmersiva, Plan B tiene para los lectores de 24 HORAS –de la CDMX y el área metropolitana–, cinco pases dobles para conocer de forma divertida más sobre esta cultura milenaria.
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