Y entre ridículo y ridículo anda este juego de la política en España.
Primero fueron los cinco días en que Pedro, Pedrito Sánchez, ese Presidente que vive enfrascado en su idolatría personal, se marchó a meditar para saber si dejaba la Presidencia, porque su mujer, Begoña Gómez. Está siendo investigada por tráfico de influencias y tratos de favor.
Todos sabíamos que Pedro Sánchez iba a seguir. Es demasiado predecible. Sus ansias de poder se lo comen vivo. Haría lo que fuera por seguir en la Presidencia.
Y luego vino la segunda parte, su ministro de fomento Oscar Puente dijo en un acto público que el presidente de Argentina Javier Milei había hecho unas declaraciones en las que estaba borracho o drogado. La respuesta de Argentina no se hizo esperar y el comunicado fue contundente. Le aconsejó a Pedro Sánchez que se dedicara a sus asuntos internos y que no rompiera España pactando con los separatistas catalanes y vascos.
Más allá de lo controvertido que pueda resultar Javier Milei, lo cierto es que es el Presidente de Argentina, es el jefe del estado de un país hermano y amigo. Es inadmisible que se hable así de él, máxime cuando las relaciones entre España y Argentina son muy intensas, a veces demasiado. Y esto puede perjudicar estas relaciones.
Pero en fin, ese es Pedro Sánchez y su gobierno, un Ejecutivo que hace todo al revés, un Gobierno, el primero de la historia en España que intenta acabar con el reino, con todos los siglos que ha costado unirlo. Pero en fin, hay gente para todo, empezando por Pedro, Pedrito Sánchez.
@pelaez_alberto