Hoy sabremos con certeza qué le espera al país en los próximos seis años, por lo menos.
Al cierre de este espacio (que coincidió con el cierre de las casillas para votar), se desconocían los resultados oficiales, aunque, como siempre ocurre, ya había manifestaciones de “triunfo’’, sobre todo del partido en el gobierno.
¿Cuál será el nuevo mapa político del país? Los sondeos rápidos y las encuestas de salida perfilarán a posibles ganadores, pero los únicos números que serán oficiales serán los que arroje el Programa Preliminar de Resultados Electorales (PREP).
Lo que sin duda debe destacarse es la masiva participación ciudadana en estas votaciones, no solo en el país sino en las principales ciudades de Estados Unidos y Europa.
Las campañas de violencia que se propagaron para desincentivar el voto aparentemente no tuvieron mayor incidencia en las zonas urbanas de todo el país, aunque el INE anunció 222 casillas que no se instalaron de las 170 mil 300 planeadas originalmente y se reubicaron, además de otras 23 que no se colocaron de último momento y se canceló la votación.
Destacable también la organización ciudadana encargada de las casillas electorales, que permitieron que las larguísimas filas fluyeran con rapidez y eficiencia.
Destacable también el número de ciudadanos que acudieron a las casillas especiales.
La casilla especial que se encuentra frente al hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, tenía a las 10:00 horas más de dos mil personas formadas a pesar de que se informó con tiempo suficiente que dichas casillas solo tendrían 1,000 boletas.
Sin duda, estas elecciones demuestran el por qué el INE tiene que seguir siendo ciudadano.
Es cierto que hay cosas que deben corregirse, como por ejemplo darle instrumentos jurídicos al Instituto para que deje de emitir “recomendaciones’’ y sus sanciones pasen de ser un llamado a misa a un auténtico castigo con consecuencias administrativas y penales.
Los incidentes, comparados con el tamaño de la elección, si bien pueden considerarse graves, no fueron masivos en buena medida porque la propia ciudadanía, formada en las filas de votantes, impidió que trascendieran.
Por ejemplo, lo ocurrido en Cuajimalpa, en donde un grupo de presuntos policías -lo de presuntos es porque en los videos que circularon en redes sociales no se observan insignias de la Policía o del Gobierno de la CDMX-, se presentó en una concurrida casilla para tratar de cerrarla “por amenaza de bomba’’.
Los ciudadanos no se dejaron, por supuesto, y el intento de boicotear esa casilla fracasó.
Cuando usted lea estas líneas, ya estarán definidas seguramente las elecciones en los 9 estados en donde hubo disputa por la gubernatura y la proyección de cómo estará integrado el Congreso.
Al despertar, sabremos si el dinosaurio sigue ahí.
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Mario Delgado siguió el librito del PRI de los ochenta y noventa: sin esperar a que hubiera resultados oficiales, salió a anunciar que Morena había ganado en las 9 entidades en las que se eligió gobernador y, desde luego, la Presidencia.
Eso hacía el PRI en tiempos no muy lejanos, y cuando los resultados no coincidían con sus “encuestas de salida’’ alegaban fraude.
Quién sabe si ahora podría alegar fraude, cuando Morena tuvo recursos ilimitados para hacer campaña a favor de sus candidatos en todos los estados y a nivel federal.
Solo la participación masiva y ventajas por arriba de los tres puntos podría evitar que cualquier coalición o el MC pudieran judicializar la elección.
Aparentemente, no habría, hasta el momento (hasta el momento, ojo), elementos para judicializar la votación nacional.
@adriantrejo