Con una recaudación histórica y un renovado apoyo dentro del Partido Demócrata, la vicepresidenta, Kamala Harris, revitalizó la campaña en solo 24 horas. Ahora se posiciona como la principal candidata para suceder a Joe Biden en la candidatura.
El Partido Demócrata prometió un “proceso transparente y ordenado” para sustituir al presidente Biden, de 81 años, después de que tirara la toalla atenazado por las dudas sobre su salud y su capacidad para derrotar a su rival republicano, Donald Trump.
Los demócratas deben elegir a un nuevo candidato en la convención que se celebrará en Chicago a partir del 19 de agosto. Sin embargo, es posible que este proceso se adelante; antes de la renuncia de Biden, se tenía prevista una votación telemática para la primera semana de agosto, y hasta el momento no hay cambios.
La vicepresidenta, respaldada por Biden, es la favorita para asumir la candidatura. El domingo dedicó más de diez horas a contactar a líderes demócratas, congresistas, gobernadores y otras figuras destacadas, según informó una fuente cercana.
Este esfuerzo dio frutos. La vicepresidenta recibió el apoyo del expresidente Bill Clinton y su esposa Hillary, así como de Nancy Pelosi, exjefa de la Cámara de Representantes, quien le expresó su “plena confianza”. Además, obtuvo el respaldo de varios gobernadores, algunos de los cuales eran considerados posibles competidores.
Sin embargo, aún falta el pronunciamiento de dos figuras clave: el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, y el expresidente Barack Obama.
En un acto en la Casa Blanca, Harris elogió el legado de Biden como “inigualable en la historia moderna”, aunque no aclaró las fechas para la nominación ni quién podría ser su compañero de fórmula.
El nerviosismo es evidente, a pesar de que las encuestas recientes muestran a Trump con una ventaja estrecha sobre Harris (48% frente a 46% en intención de voto). El senador J. D. Vance, compañero de fórmula de Trump, denunció un proceso “antidemocrático” para la sustitución de Biden.