La narcoviolencia está en su máximo nivel en el sur de México, principalmente en el estado de Chiapas y el presidente López Obrador ni suda ni se acongoja. Él está muy quitado de la pena disfrutando de sus monólogos mañaneros y en su gira de despedida, la cual ya fue bautizada como “El Tour de los Paleros”. Así que no lo molesten ni lo distraigan con el tema de los desplazados en el municipio de Tila o el de nuestros paisanos que están cruzando la frontera sur para irse a refugiar a Guatemala (ya son más de 500)… y mejor que no se les ocurra preguntarle sobre la presencia de los cárteles de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación, los cuales a diario bañan de sangre varios de nuestros poblados sureños.

Su respuesta ya nos la sabemos: Nos dirá que en México la gente está feliz, feliz, feliz…

Él sólo escucha lo que quiere escuchar y atiende lo que quiere atender. Lo demás simplemente no le interesa y ante cualquier crisis que se presenta en el país siempre recurre al mismo argumento: es una campaña orquestada en su contra para descarrilar el proyecto de transformación que encabeza. Por lo tanto, al Presidente no le importa, aún cuando lleva 2 mil 064 días con la muletilla del “primero los pobres”.

¿A qué pobres se estará refiriendo el presidente López Obrador?, porque a los de Chiapas ni los ve ni los escucha. En Tila, Chicomuselo, Socoltenango y La Concordia hay una verdadera crisis humanitaria, la cual ya escaló al ámbito internacional y nuestras instituciones (de los tres niveles de Gobierno) sólo han sabido desatenderse y sustraerse del drama que viven decenas de miles de pobladores amenazados y aterrorizados por el narco.

Este miércoles el presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, confirmó que desde el martes pasado, decenas de familias mexicanas cruzaron la frontera de Guatemala en busca de refugio, huyendo de la violencia que azota el sur de México.

Estos refugiados mexicanos (580 personas entre niñas, niños, mujeres, hombres y ancianos) habrían llegado a por lo menos dos comunidades de Guatemala, de acuerdo a la Secretaría Ejecutiva de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), ente que integra el grupo de instituciones que le brindarán atención a las personas movilizadas en aquella nación.  Además, Arévalo informó que estas personas que cruzaron la frontera están escapando a la confrontación entre grupos del crimen organizado que tiene lugar del lado de México.

Pero eso sí, el presidente López Obrador salió a declarar el mes pasado, desde su conferencia Mañanera en Palacio Nacional, que se trataba de un problemita por posesión de la tierra entre dos grupos de ejidatarios, pero que ya había hecho un enérgico llamado a la reconciliación y a larga distancia regañó a los bandos en pugna. Es más, ¡hasta les organizó una Feria del Bienestar! Pues ya con eso, ¿verdad?

Me imagino que para estos momentos, la canciller Alicia Bárcena ya contactó a sus pares guatemaltecos para solucionar este conflicto al que las autoridades mexicanas (Gobernación, Guardia Nacional, Migración, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, etcétera) llevan dándole largas desde hace mucho tiempo. Y del desinterés y la displicencia del “gobernador” Rutilio Escandón mejor ni hablemos, este señor no existe, es un verdadero florero.

El drama de los desplazados no cesa.

 

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