Hija de Shyamala Gopalan, una científica especializada en cáncer de mama que emigró de India, y de Donald Harris, un economista jamaicano, la virtual candidata a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Devi Harris, nació el 20 de octubre de 1964 en Oakland, California.
En su libro biográfico, The Truths We Hold: An American Journey, Harris describe cómo su infancia estuvo inmersa en una rica mezcla de tradiciones. Kamala y su hermana Maya asistían tanto a una iglesia bautista como a un templo hindú, lo que le permitió desarrollar una perspectiva más amplia.
Esta dualidad se complementó con la participación de sus padres en el movimiento por los derechos civiles. “Soy negra y estoy orgullosa de ello”, afirmó previo a ser vicepresidenta.
A los doce años, tras el divorcio de sus padres, Harris se mudó con su madre y su hermana a Montreal, Canadá. Allí, su madre aceptó un puesto de investigación. Kamala continuó sus estudios en una escuela francófona, donde se destacó como una estudiante comprometida.
La educación superior de Harris la llevó de regreso a Estados Unidos, donde se graduó en Ciencia Política y Economía en la Universidad Howard en Washington D.C. Posteriormente, en la Escuela de Derecho de Hastings de la Universidad de California, se involucró en actividades que reflejaban su interés por el servicio público.
El legado de sus padres, especialmente la influencia de su madre, es una constante en su vida. Shyamala no solo fue una científica destacada, sino también una figura inspiradora. Cuando tiene la oportunidad, Harris destaca la influencia de su madre y otras mujeres a lo largo de su trayectoria.
El origen y la influencia de Harris resuenan en sectores de la población que han sido objeto de los discursos de Donald Trump: las mujeres, las comunidades afroamericana e hispana, así como inmigrantes.
Ahora, como la virtual candidata a la presidencia tras la retirada de Joe Biden, Harris se encuentra en el epicentro de una avalancha de desinformación y ataques. Las narrativas sexistas y racistas en línea han explotado, lo que pone de manifiesto cómo una mujer de color puede convertirse rápidamente en blanco de abuso y acoso.
Harris, de 59 años, buscará convertirse en la primera mujer en liderar el país más poderoso del mundo. Sin embargo, enfrente tiene a Trump, con un perfil diametralmente opuesto y una imagen fortalecida tras sobrevivir a un atentado.