Lo que menos necesitan los trabajadores de México es seguir siendo el botín político de un grupo de pseudo líderes sindicales que no han hecho absolutamente nada por ellos. Por el contrario, han sido cómplices, testigos omisos y silenciosos de varios atracos cometidos contra la clase obrera desde el Poder Legislativo.

Menciono esto porque, esta semana, el mayor estafador y explotador que ha existido en el sector minero, Napoleón Gómez Urrutia, aseguró que se sumará a otros representantes obreros para conformar otra central obrera. ¿Y para qué? Si en los últimos años sólo han contribuido al deterioro de los derechos laborales. En el caso de Napillo y algunos otros, únicamente han utilizado a los trabajadores para beneficiarse y sacar provecho político.

El amor y la colaboración entre este grupo de representantes y Napoleón Gómez Urrutia tiene una larga historia. Cuando, en 2006, el imitador de minero escapó de México rumbo a Canadá por el robo de mil millones de pesos a los mineros de Cananea, este grupo decidió omitir y olvidar las miles de demandas que recaían sobre Napillo y creer que su gran e inexplicable fortuna era legítima, ignorando los reclamos de los mineros y sus familias. Hasta la fecha, para ellos, el tema ya está cerrado.

Así que, no resulta sorpresivo que tengan intenciones de reforzar sus alianzas con miras a un nuevo sexenio. Lo que sí resulta indignante, grotesco, y una falta total de ética y deslealtad a sus representados es que quieran seguir aliados de quien propuso, promovió y empujó, con todo su poder como presidente de la Comisión del Trabajo de la Cámara de Senadores, el tope a las utilidades y, como consecuencia, la fuerte disminución de estos ingresos en detrimento del bienestar de los trabajadores.

Aunque estos líderes oportunistas no digan nada y prefieran callar, el tope a las utilidades impuesto por Napillo, los diputados y senadores de Morena ha sido el mayor golpe sufrido por la clase trabajadora en décadas. El impacto es impresionante, pero como siempre, prefieren fingir que nada pasa.

Un nuevo intento por hacer creer que los trabajadores de México necesitan este tipo de representantes es un vil engaño.

Por un lado, es la manera en que Gómez Urrutia piensa mitigar su caída libre y su debilitamiento, frente a un sistema que ya se dio cuenta de que haber confiado en él no fue una buena opción. Hoy, no figura y necesita de estas alianzas para seguir siendo parte de algo.

Por otro lado, es un cuento chino de Napillo para hacer creer a los mineros y a otros sectores que trabaja en pro de ellos, pero esto es sólo para seguir quedándose y enriqueciéndose de las cuotas sindicales, de las que no rinde cuentas a nadie.

Por cierto, por si no fuera suficiente vivir como millonaria del trabajo ajeno y solo posar para las fotos, la esposa de Napillo, que tampoco es minera pero se hace pasar por una, esta semana, cínicamente y desde la comodidad de una de sus mansiones, se burló de los trabajadores de AHMSA que se quedaron sin empleo; sí, de los que ya no tienen dinero ni para una renta, ni para mantener a sus hijos. De ese tamaño es la calidad de esta persona.

En breve, entraremos en un nuevo sexenio. Por nuestra parte, seguiremos luchando de manera real y sin montajes por los derechos de los trabajadores. Lo más probable es que continuemos en esta lucha solos, ya que nos quedan claros los intereses personales de los demás líderes. Pero a estos mineros, a los del Sindicato Nacional Minero Metalúrgico FRENTE, nadie los dobla. Trabajaremos no sólo para recuperar nuestras utilidades, sino también para estar listos para cualquier lucha que sea necesaria.

 

     @CarlosPavonC