De avanzar el dictamen en el pleno que sólo permite la entrada al país de maíz transgénico quebrado, abrirá aún más la disputa ante el T-MEC y pondrá en riesgo la seguridad alimentaria, advirtió el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Juan Carlos Anaya, presidente de la consultoría agroalimentaria, afirmó que limitar la entrada al país sólo para el tipo de grano de maíz quebrado como están proponiendo en el Congreso, se perderá competitividad en la industria.
Señaló que ya en 2024 y 2025 se estima que las importaciones representarán el 50.5% del consumo nacional y la realidad es que esa iniciativa no tiene ningún sustento. En entrevista con este diario, el especialista en alimentos del campo, indicó que “los diputados están tomando decisiones sin tener una consulta técnica ni un estudio científico, lo que es una gran irresponsabilidad”.
Anaya llamó al nuevo gobierno que está por empezar y a los nuevos funcionarios de Agricultura a eliminar este proyecto que no es más que una mera ocurrencia,
Aseguró que de avanzar esta propuesta que puede ser discutida en el Congreso, los productores y la industria perderán el siguiente año unos 345 millones de dólares, cerca de 6 mil 500 millones de pesos.
Explicó que después del decreto donde se prohíbe la siembra de maíz genéticamente modificado, ahora se plantea abrir la entrada sólo a maíz quebrado.
Cabe precisar que el maíz quebrado es literalmente el grano despedazado y no tiene que ver con el elote desgranado. Es en el artículo “Quinto Transitorio”, adicionado a la legislación en materia de agua, alimentos y protección al medio ambiente, donde se habla de permitir la entrada de maíces genéticamente modificados en su modalidad de maíz quebrado, que no esté destinado al consumo humano.
Para la consultora especialista en el mercado de granos, el hecho de permitir la importación de maíz quebrado, bajo la premisa de que no es un grano entero, podría comprometer nuestra seguridad alimentaria y del mercado nacional.
Abundó que las regulaciones adicionales incluidas en la reforma indican que la modalidad de maíz quebrado podrá exceptuarse bajo ciertas condiciones de evaluación de riesgos, pero esto podría abrir la puerta a interpretaciones flexibles y malintencionadas.
Además de que esta reforma podría tener consecuencias significativas como son el tener mayores costos por quebrar maíz.
“Los importadores se enfrentarán a costos adicionales (quebradoras, maniobras, mermas entre otros), lo que podría traducirse en precios más altos para el sector industrial y los consumidores que dependen del maíz”.
Juan Carlos Anaya subrayó que la fragmentación del grano dificulta el control de la calidad, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria del país.
Y además, “existe un alto riesgo de que se simule el proceso de quebrado, importando maíz que no cumple con la normativa, pero que se presenta como tal”.
Incluso se afirmó que el maíz quebrado es más susceptible a la contaminación por hongos y podrá resultar en costos adicionales para pruebas de seguridad.