El jefe del movimiento libanés Hezbolá, Hasan Nasralá, reconoció que las explosiones de aparatos de comunicación de miembros de su formación, atribuidas a Israel, representan un “duro golpe” por el cual prometió un “justo castigo”. Las explosiones dejaron 37 muertos y más de tres mil heridos en bastiones de Hezbolá, según el Ministerio de Salud de Líbano. Nasralá calificó estos hechos como una “masacre” que puede considerarse una “declaración de guerra”.
En su discurso televisado, el líder de Hezbolá advirtió que Israel enfrentará “duras represalias” tanto en lugares esperados como inesperados. Durante la transmisión, aviones israelíes rompieron la barrera del sonido sobre Beirut, mientras el ejército israelí confirmó bombardeos en varias ciudades del Líbano, destruyendo “unas cien lanzaderas de cohetes”.
La guerra, que lleva más de once meses, provocó un intercambio de ataques casi diario entre Israel y Hezbolá, aliado de Hamás. A pesar de ello, el presidente estadounidense Joe Biden y su homólogo francés Emmanuel Macron abogan por una solución diplomática.