Es una guerra abierta. Israel no está dispuesta a que podamos pensar que es vulnerable. Al contrario. Los últimos atentados en Líbano y Siria, con bombas busca personas, así lo atestiguan.

El efecto que consiguió es doble. Por una parte, la eliminación de terroristas chiitas de Hezbolá y por otra su enorme capacidad tecnológica para poder matar. Hay tal vez una tercera. El mensaje que Israel manda a los terroristas. Nadie está a salvo de la eficacia hebrea y eso infunde miedo, el peor enemigo de la entereza del ser humano.

Las espadas en Oriente Medio están desenvainadas y listas para la lucha. En pocos días se cumple un año del fatídico 7 de octubre con el plan perfectamente trazado, los terroristas de Hamás dieron el golpe de su vida cuando raptaron y asesinaron a centenares de judíos.

Ha pasado casi un año y aquello revolvió el mapa de esa parte del planeta. Se exacerbó el odio de dos enemigos irreconciliables, Israel e Irán. Pero también nacieron y crecieron otros como los hutíes en Yemen o la “paz” quebrada por el terror de Hezbolá en el Líbano. Irak y Siria y otros muchos comenzaron de nuevo a unirse en contra de Israel, el enemigo común.

Las escaramuzas que el estado hebreo cometió en Irán e Irak hace escasos meses, no contribuyeron a rehacer una relación rota desde hace muchos años.

Los últimos son los atentados con “buscas” un alarde tecnológico que muestra la gran capacidad que tiene Israel, pero también representa una prueba más de que Oriente Medio arde por todos lados,

La falta de negociación y de generosidad es, mientras eso no exista será imposible la paz. Pero para eso hacen falta políticos de verdad.

 

     @pelaez_alberto