El principal desafío de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a partir del primer segundo de mañana 1 de octubre será la agenda de seguridad en sus tres niveles: pública, por las cifras que afectaron la credibilidad del Gobierno de López Obrador; interior, porque las bandas delictivas no se están dedicando al robo y al tráfico, sino que están sustituyendo al Estado y al poder político institucional; y nacional, por las amenazas de Estados Unidos de volver a colocar a México bajo el paraguas de su protección militar.
El nuevo equipo de seguridad del Gobierno que comienza mañana tendrá que dar un golpe mediático inmediato para mandar el mensaje a la sociedad de que comienza un nuevo ciclo sexenal en el tema delictivo, pero a partir de la parte de la herencia positiva que el gobierno saliente no pudo proyectar: la Guardia Nacional para la seguridad pública, la adscripción de la Guardia a la Secretaría de la Defensa Nacional para la seguridad interior y la vinculación de economía-Relaciones Exteriores-Sedena para la seguridad nacional con lo que apenas se insinuó y no se terminó de presentar de una política exterior para la defensa nacional.
En el corto plazo, tan inmediato como las primeras horas de mañana martes y desde luego el tiempo de trabajo que vendría después en los protocolos de toma de posesión, la política de seguridad pública del nuevo gobierno tendrá que ofrecer resultados para romper la comodidad delictiva del modelo de “abrazos, no balazos” que no pudo disminuir la violencia en la República.
La presentación urgente de la estrategia de seguridad del Gobierno de Sheinbaum Pardo deberá tener el objetivo de cambiar la percepción nacional sobre lo que se había venido realizando contra la crisis de seguridad que no comenzó en el 2006 sino que se fue incubando desde 1982 en que el sistema priista dejó de controlar a la delincuencia para imponer la seguridad, sino para controlar y patrocinar a bandas y cárteles.
El Gobierno de la presidenta Sheinbaum comenzó una carrera contra el tiempo.
Zona Zero
- A pesar de venir de dos enfoques diferentes de seguridad, los candidatos del Partido Republicano y del Partido Demócrata ya coincidieron en el anuncio de que vendrá una ofensiva política, institucional y de instrumentos de seguridad nacional sobre México para recuperar los espacios perdidos durante el Gobierno de López Obrador. Los últimos tres meses mostraron a una administración estadounidense metiéndose en el combate a los cárteles que el Gobierno mexicano estuvo eludiendo un sexenio.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh