Un reciente estudio revela que los huracanes y tormentas tropicales pueden causar entre siete mil y 11 mil muertes adicionales durante los 15 años posteriores al evento. Esta investigación, publicada en la revista Nature, destaca la prolongada serie de efectos indirectos que aumentan la mortalidad, más allá de las trágicas muertes inmediatas causadas por ahogamientos o accidentes durante las tormentas.
Tradicionalmente, la atención se centra en las muertes directas de estos fenómenos. Sin embargo, los resultados indican que los ciclones tropicales contribuyen entre un 3.2% y un 5.1% de todas las muertes anuales en Estados Unidos, lo que se traduce en un estimado de entre 55 mil 280 y 88 mil 80 muertes adicionales a lo largo del tiempo.
El coautor Solomon Hsiang, de la Universidad de Stanford, señala que estas muertes son consecuencia de la agitación social y económica que sigue a las tormentas, donde los costos de reparación limitan el acceso a atención médica.
El estudio analizó 501 ciclones tropicales que afectaron a EU entre 1930 y 2015, revisando las tasas de mortalidad mensuales en las dos décadas posteriores a cada tormenta. Se encontró que los bebés son el grupo más vulnerable, con el 99% de las muertes infantiles ocurriendo más de 21 meses después del evento, lo que resalta el impacto indirecto de las tormentas.
La investigación plantea un desafío para la planificación de la recuperación post-desastre, evidenciando que las mejoras en preparación, como los códigos de construcción, no demostraron reducir la letalidad de los ciclones en comparación con décadas pasadas. Se hace evidente la necesidad urgente de nuevas estrategias de recuperación que aborden las repercusiones a largo plazo de los ciclones.