Al menos 100 mil personas, residentes de Carolina del Norte, enfrentan escasez de agua potable tras el paso de Helene.
La crisis, la cual desencadenó el huracán más mortífero que ha azotado a Estados Unidos desde Katrina en 2005, orilló a los pobladores a depender del agua embotellada y a muchos otros a tomar el recurso de ríos y manantiales cercanos.
Entre los testimonios, Nicole Crane, ciudadana de la ciudad Asheville, expresó su preocupación ante la pérdida de un vecino durante la tormenta. “No tener agua fresca ha sido de baja prioridad”, comentó mientras las autoridades locales repartían ayuda en la zona.
Además de dejar 226 víctimas mortales, las inundaciones afectaron las tuberías de agua que se colocaron en 2004. Ante la emergencia, que los científicos señalan como resultado del cambio climático, el gobierno local coordinó esfuerzos para restablecer el suministro de este recurso.
Sin embargo, Ben Woody, alto funcionario de la ciudad, se negó a dar una fecha específica para que el sistema vuelva a la normalidad.
“No voy a dar un calendario sobre cuándo daría un horario”, comentó.