¿Qué puede suceder con los precios y los salarios generales si la línea gubernamental es que en menos de dos meses debe subir el salario mínimo en 12% para el próximo año?
De entrada, y ante lo dócil que es el Consejo Coordinador Empresarial con el gobierno federal, esa sería la instrucción que seguir por parte de la mesa tripartita de negociaciones, gobierno, sindicatos, empresarios, de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
Pero también ese anunciado incremento del 12% puede implicar una presión más para los precios de la economía.
Habría que ver, sin el apasionamiento del régimen actual, si es verdad que el aumento a estos mini salarios realmente no ha provocado presiones inflacionarias. Ahí está la inflación persistente, los aumentos en la canasta básica y las presiones en otras revisiones salariales.
Es verdad que, de acuerdo con el resultado del Índice Nacional de Precios al Consumidor de septiembre pasado, la inflación ha recuperado una tendencia a la baja, básicamente derivada de menores presiones en los precios más volátiles.
También es cierto que la inflación subyacente está ligeramente abajo del 4%.
Todo esto cuenta al momento de definir la política monetaria, porque no es lineal que, si baja la inflación general, automáticamente tiene que disminuir la tasa de interés interbancaria.
Fue, sin duda, una decisión prudente de una mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México optar por una baja de solo un cuarto de punto en la tasa de interés interbancaria, al nivel actual del 10.50%, en lugar de apuntarse un decremento de 50 puntos base.
Pero también hay que escuchar las razones del banquero disidente, Jonathan Heath, quien justamente advierte los riesgos que implican esos precios retrasados en su ajuste, que son precisamente los salarios.
Hay precios que se mueven como una pluma en el aire, como el precio del jitomate que puede subir o bajar dos dígitos en una quincena, pero la reacción y los efectos de la política monetaria son como un enorme barco, o un jumbo jet, que cargan mucho, pero su reacción es muy lenta.
Un movimiento en falso no se corrige tan fácilmente y puede tener efectos de largo plazo, sobre todo en lo esencial que es la credibilidad.
Ahí están los números, la inflación general el mes pasado se elevó 0.05%, el incremento más bajo en al menos diez años, en términos anuales el INPC se ubicó en 4.58%, que es un nivel más alto en términos anuales que hace un año.
La inflación subyacente mantiene ese aterrizaje suave y su registro anualizado fue del 3.91%, pero todavía puede ser frágil.
El escenario que hoy compra el mercado es que, durante la siguiente reunión de política monetaria de la Junta de Gobierno del Banco de México, a mediados de noviembre, habrá de disminuir en otro cuarto de punto la tasa de interés interbancaria.
El subgobernador Heath ha insistido en su postura restrictiva, así que podría ser nuevamente el voto disidente.
Aunque, habría que ver si no hay alguno de los integrantes de la Junta de Gobierno que han mostrado su preocupación por el bajo crecimiento económico si no se anima a votar por una baja de medio punto porcentual de la tasa referente.
@campossuarez