Se cumple un año de aquella tormenta que arrasó con Acapulco. Otis amenazó al principio, amagó después y destruyó al final con todo lo que encontró a su paso. El bello puerto, aquel que cantó el maestro Agustín Lara, el de los clavadistas y románticos, el de las noches interminables de plenilunio, quedó completamente destruido. Casi un año después otra tormenta, John, terminó de enterrar lo que no había soterrado Otis.
Con lo que no contaba la fuerza de la naturaleza es con la gallardía y el pundonor del guerrerense, porque es eso, un guerrero que se crece en la adversidad, porque Guerrero es de gente buena y buena gente, y siempre ha sabido como lamerse las heridas. Porque así es Acapulco, así es Guerrero.
Ha pasado un año de todo aquello, del sufrimiento inenarrable, de la lucha inagotable. Y Acapulco, el bello puerto se ha levantado una y otra vez como lo hacen los luchadores en la lona, con valentía y mirando hacia el frente, a la cara.
Fue importante que la primera acción de la presidenta Claudia Sheinbaum fuera viajar a la ciudad guerrerense y sus alrededores acompañada por la gobernadora Evelyn Salgado. Y fue importante porque quiso insuflar a la población que no están solos, que están con ellos en el duelo, porque todos lo estamos, con Acapulco y con Guerrero.
Ha pasado un año, todo un año de luchas, de vicisitudes, de pugnas y de un trabajo como las hormigas de una paciencia de poner y quitar piedras. Pero Acapulco vuelve a nacer y sigue mirando hacia adelante, siempre mirando hacia adelante.
@pelaez_alberto