La Iglesia acusó que el Gobierno de la Ciudad de México no ofrece “protocolos de vida” a las mujeres y personas gestantes que han recurrido al aborto.
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En el texto “¿por qué tanto interés en el aborto?” la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) acusó que las autoridades sanitarias de la capital, cuyo Legislativo contempla un proyecto para despenalizar el procedimiento, desaparecieron dichos lineamientos desde hace años:
“En el 2007, cuando se despenalizó el aborto, se puso en práctica esta política de salud, con una serie de protocolos previos a que la mujer realizara el aborto, con la finalidad de darle opciones de vida, antes de que el aborto ya no pudiera echarse atrás. Dichos protocolos desaparecieron de la práctica del sistema de salud con el tiempo”.
Esto, pese a que las autoridades sanitarias a nivel federal cuentan con un Lineamiento Técnico para la Atención del Aborto Seguro en México de aplicación generalizada en las entidades en los que se aplica el procedimiento, en el que se establecen los momentos en la atención para el aborto seguro, que incluyen:
- Consejería
- Acompañamiento emocional y escucha empática
- Privacidad y confidencialidad
- Información pertinente sobre la atención antes, durante y después del procedimiento
- Respeto por la decisión
En dicho documento, la autoridad sanitaria subraya que:
“El aborto ha sido regulado y sancionado en los códigos penales que han estado vigentes en México como nación independiente desde el siglo XIX. Esta visión punitiva del aborto responde a la creencia cultural de que las mujeres deben cumplir con el rol biológico de ser madres, independientemente de su deseo y voluntad, y que el Estado debe velar por el cumplimiento de dicho rol”.
En la editorial de Desde la Fe, el Episcopado subraya que en fechas recientes hay una “voragine legislativa” por parte de los 18 de los 32 congresos estatales han despenalizado el aborto, sin escuchar las posturas en contra pese a “vayan fundamentados en la ciencia y el derecho”.
Incluso, señala que la “dinámica de promover el aborto” como un derecho ha invisibilizado la problemática de fondo de las mujeres y agota la agenda femenina y cuestiona:
“¿Es acaso el aborto libre, el culmen de los ‘derechos’ de las mujeres?, pareciera que el mal llamado ‘derecho a decidir’ es más bien un eslogan que disfraza la intención de orillar al aborto a las mujeres embarazadas en estado de vulnerabilidad”.
A la par, la Iglesia enfatiza que no se ha tomado en cuenta que una de las razones más grandes por las que las mujeres abortan es porque son obligadas por el hombre y a veces por su propia familia.
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ART