Es justo que unas vacaciones incluyan descanso en todo sentido, cierta dosis de liberación y relax. Eso incluye saborear deliciosos platillos sin preocuparnos si engordan o son malos para la salud, tomar alguna copita más de lo que acostumbramos en la rutina diaria… Pero eso termina y volvemos listos para trabajar y continuar con nuestras vidas cotidianas.
¿Cómo bajar esos kilitos extras antes de subir más y sin padecer el proceso?
Comencemos por hacer de tres a cinco alimentos al día: desayuno, comida, cena y de una a dos colaciones.
• El desayuno tiene mayor importancia ya que es el momento en que reabastecemos de nutrimentos a nuestro cuerpo. Si no desayunamos llegamos a sufrir consecuencias como dolores de cabeza, cansancio y falta de concentración. Además, ayuda a mantener un peso saludable pues acelera nuestro metabolismo.
• La comida, en tanto, debe incluir elementos de todos los grupos de alimentos: proteínas (carne, leguminosas, lácteos), hidratos de carbono (cereales, frutas, verduras) y grasas (aguacate, semillas, aceites).
• Mucha gente se equivoca al evitar la cena pensando erróneamente que eso ayuda a bajar de peso. Tomemos en cuenta que el periodo más largo de ayuno es de la cena al desayuno. Recordemos también que los alimentos son el combustible utilizado por nuestro organismo para realizar todas sus funciones, por lo cual, cuando no cenamos, al día siguiente despertamos faltos de energía. Es ideal que la cena sea ligera con alimentos bajos o libres en grasa para facilitar la digestión a nuestro cuerpo.
• Durante el día podemos incluir dos colaciones (comidas pequeñas): la primera después del desayuno y la segunda antes de la cena. Su función es evitar periodos prolongados de ayuno. Es recomendable que se compongan de fruta, verduras o semillas.
En todo momento, debemos elegir alimentos saludables como verduras, frutas, cereales integrales y carne baja en grasa. Una gran diferencia entre bajar o subir de peso, radica en los métodos de preparación; es preferible a la plancha, parrilla o vapor; por lo contrario, hay que evitar fritos, capeados, empanizados o guisados con aceite.
Ya te consentiste en vacaciones, ahora haz algún sacrificio. Por ejemplo, dile no a pasteles, galletas, golosinas, panes, pues contienen grandes cantidades de calorías y grasa saturada. Un ejemplo son las donas rellenas de crema que llegan a 800 calorías (una sola dona puede equivaler a la mitad de las calorías recomendadas para todo un día).
Retomar o comenzar una rutina semanal de ejercicio también es imprescindible en esta etapa que fija la rutina al menos desde ahora y hasta que vengan las posadas. La actividad física es importantísima para controlar y lograr una buena pérdida de peso. Lo ideal sería que el ejercicio se acompañe de una dieta saludable.
Si logramos cumplir con esta serie de consejos estaremos acercándonos a nuestro peso ideal; no es necesario hacer dietas imposibles ni tomar licuados o pastillas que prometen ayudarnos a reducir de peso. Lo esencial es aprender a comer sin caer en mitos.
Es el momento de compensar la merecida libertad experimentada en vacaciones. De recuperar nuestro peso depende poder volver a relajarnos un poco en términos de comida cuando cierre el año.
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