Ni sus más feroces detractores pueden estar en contra de las intenciones de la presidenta Claudia Sheinbaum de convertir al país, en seis años, en una potencia tecnológica y en defender al país de los amagos de Trump “con la frente en alto’’.

 

Nomás que, en el jolgorio que le armaron sus incondicionales, le faltó decir cómo es que lo logrará.

 

Y no es por ser intrigosos, pero en eso de la ciencia, la 4T ha dejado mucho que desear.

 

¿Se acuerda que en plena crisis del Covid, la entonces directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, prometió que México produciría sus propios ventiladores?

 

¿Recuerda también que nos prometieron tener una vacuna mexicana (hasta nombre le pusieron: Patria) para atacar al virus?

 

Nada de eso existe.

 

La aportación más grande de la científica Álvarez-Buylla fue catalogar a la ciencia como “neoliberal’’ y agregarle una H (de Humanidades) al extinto Conacyt.

 

México destina apenas el 0.4% de su presupuesto a la investigación y a la innovación científica.

 

Muy por debajo del 4.5 y 4% que destinan Corea y Japón, respectivamente, y apenas la quinta parte de lo que en promedio destina los países de la OCDE.

 

De acuerdo con datos de la UNESCO, el país tiene apenas 200 investigadores por cada millón de habitantes, una cifra irrisoria con los 5,000 por millón que tiene Japón, por ejemplo.

 

La Presidenta prometió que México será potencia, que desarrollará autos eléctricos, aviones no tripulados (drones, que ya fabrica el Ejército Mexicano), litio y una fábrica de Inteligencia Artificial (IA).

 

Suena bien, pero en tanto no se estimule la investigación y se sigan otorgando presupuestos bajísimos para ese propósito, no se ve por donde.

 

Guardemos pues el discurso.

****

Sorprendió que la gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia, haya tocado con el pétalo de una declaración a su antecesor, Cuauhtémoc Blanco, hoy diputado federal.

 

En su informe de 100 días, González Saravia dijo que “se encontraron irregularidades’’, presupuestales, obviamente, en el ejercicio de entrega-recepción.

 

Nunca se refirió al exgobernador por su nombre, pero prometió que se levantarán las denuncias respectivas ante la Fiscalía Anticorrupción, lo que de ocurrir, sería un hito histórico.

 

Sobre todo cuando es bien sabido que los gobernadores morenistas recientes se afanan en cubrirles las espaldas a sus antecesores, aunque hayan heredado un cochinero.

 

¿Verdad, Eduardo Ramírez?

****

Por cierto, los días van pasando y nada se sabe de las denuncias que presentaría Adán Augusto López en contra de la pasada administración del Senado, encabezada por Ricardo Monreal.

 

Adán Augusto dijo que había encontrado “negocitos’’ turbios en los contratos otorgados al mantenimiento de elevadores y la gestión de archivos físicos por lo que, dijo, había instruido al director jurídico del Senado a presentar las denuncias correspondientes.

 

Pero, luego de una reunión que ambos sostuvieron con Rosa Icela Rodríguez, parece que el asunto quedó sepultado.

 

Pero… no son iguales.

****

El presidente del PRI, Alejandro Moreno, cuestionó el hecho de que el gobierno haya lanzado una campaña contra el consumo de drogas sin que se tenga un diagnóstico preciso del problema en el país.

 

Y mire, no le falta razón al líder tricolor, pues no hay una estadística confiable sobre el consumo de drogas en México, aunque a diario, diario, en todo el país, se da cuenta de la captura de narcomenudistas.

 

Si hay producto es por que hay mercado, pero aquí tenemos que conformarnos con las declaraciones de los políticos que presumen que “nosotros no tenemos ese problema’’.

 

Y hay que creerlo, como acto de fe.

 

       @adriantrejo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *