Todo indica que las seis denuncias (cuatro penales y dos administrativas) que presentó la administración entrante del gobierno de Morelos que encabeza la gobernadora Margarita González Saravia en contra de su antecesor, Cuauhtémoc Blanco Bravo, por el desvío de más de 40 millones de pesos que supuestamente se repartieron y ejercieron en cuatro dependencias morelenses, son apenas la punta del iceberg de una mastodóntica operación fraudulenta que el exfutbolista profesional ejerció a lo largo de su administración (2018-2024), aprovechándose del manto protector con el que lo cubrió el expresidente López Obrador.

Pese a que González Saravia y Blanco Bravo pertenecen al mismo partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), la mandataria morelense no está dispuesta a solapar las corruptelas y los abusos del ahora diputado federal. Hay muchas transas e irregularidades descubiertas (y eso que acaban de llegar) que tanto la Consejería Jurídica del Ejecutivo estatal como la Secretaría de la Contraloría del Estado, comandadas por Edgar Maldonado y Alejandra Pani, respectivamente, ya alertaron la titular de la Secretaría de Corrupción y Buen Gobierno, Raquel Buenrostro Sánchez, que ya están preparando otro paquete de denuncias en contra de “El Cuau”, quien se despachó con la cuchara grande durante los seis años que fue “gobernador”.

En San Lázaro, hay muchos diputados guindas que no están nada contentos con el exgobernador de Morelos, incluso algunos señalaron (off the record) que de llegarse a presentarse el escenario del desafuero para el de Tepito estarían dispuestos a votar a favor de éste, anteponiendo el precepto obradorista de “no mentir, no robar, no traicionar”. Sin embargo, llama poderosamente la atención que desde la dirigencia nacional morenista la presidenta de partido Luisa María Alcalde, la secretaria nacional Carolina Rangel y el secretario de organización Andrés López Beltrán todavía no han emitido un posicionamiento oficial. ¿Acaso piensan voltear hacia otro lado y esperar a que el escándalo se diluya? De ser así, se estarían disparando en el pie.

Ya todos sabemos cómo se las gasta Cuauhtémoc Blanco. Desde que incursionó en la política como alcalde de Cuernavaca (2016-2018) se sabe que sus principales aliados son la opacidad, la corrupción y la impunidad. Y las acusaciones que se le están haciendo en este momento no pueden ser consideradas como una “campaña de desprestigio", porque las está haciendo una funcionaria que pertenece al mismo partido que él.  Por lo tanto, tampoco puede asumir que se trata de “fuego amigo”.

Además, la Secretaría de Corrupción y Buen Gobierno tiene que citarlo pero ya para que aclare por qué llevó a su gabinete a exfutbolistas como Germán Villa e Isaac Terrazas, al exárbito Gilberto Alcalá, a su exrepresentante José Manuel Sanz y a su medio hermano Ulises Bravo. Ninguno de estos sujetos tiene estudios relacionados con la administración pública pero, eso sí, se fueron de Morelos con las alforjas llenas de dinero.

Y sobre las cuentas que entregó mejor ni hablemos, pues delitos como el homicidio doloso (mil 324 casos) y feminicidio (48 casos) se dispararon dramáticamente. Morelos cerró el 2024 con la tasa más alta por cada 100 mil habitantes en feminicidios, segundo lugar a nivel nacional en homidicio, tercero en robo de vehículos, cuarto en extorsión y quinto en robo a transportistas y a transporte público.

¡Toda una fichita!

 

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