Al margen del incuestionable logro que para el Gobierno federal constituyó la posposición de la entrada en vigor de aranceles de 25 por ciento a las exportaciones nacionales a la Unión Americana, lo cierto es que los “acuerdos” festinados tras la “amistosa conversación” entre la inquilina de Palacio y el siempre controversial Donald Trump acabaron generando más dudas que certezas de que los mismos pudieran redundar en beneficio para México y su cada vez más endeble economía.
Esto, porque amén el altísimo costo que para el país representará el (ya iniciado) despliegue de 10 mil elementos de la inútil Guardia Nacional, en la frontera común, para tratar de frenar el creciente trasiego de fentanilo y migrantes ilegales en apoyo a las políticas del magnate, a nadie escapa que el compromiso asumido por él de trabajar para frenar la creciente venta de armas de alto poder a los cárteles mexicanos del crimen organizado no pasa de ser una promesa que, en caso de ser incumplida, no tendrá repercusión alguna ni para el republicano ni menos para su segunda gestión en la oficina oval de la Casa Blanca.
Y más aún cuando la implícita aceptación de la imposición de una política de seguridad nacional que, igual que durante el fracasado régimen de Andrés Manuel López Obrador se decidió allende la frontera, a nadie deja de sorprender que tras el “fructífero” diálogo binacional, prácticamente nadie a nivel gubernamental parezca recordar ahora, como sí ocurre en el caso de otros gobiernos extranjeros y millones de ciudadanos nacionales y del exterior, las graves imputaciones que 48 horas antes hiciera el mandatario estadounidense en contra de la administración de la exregenta a la que, sin más, acusó de no haber sido proactiva en la adopción de medidas contra las bandas criminales que trafican tanto drogas como seres humanos a su territorio.
“Los cárteles mexicanos -dijo entonces Trump- mantienen una alianza intolerable con el Gobierno de México… que pone en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos (por lo que) debemos erradicar la influencia de estos peligrosos cárteles del entorno binacional. El Gobierno mexicano ha proporcionado refugios seguros para fabricar y transportar drogas ilícitas (a Norteamérica) que, en conjunto, han provocado la muerte de cientos de miles de víctimas”.
¿Se habló sobre el particular durante la “amistosa conversación”? ¿Siguen el republicano y otros personajes de su gobierno pensando lo mismo sobre México y sus autoridades? ¿Se incluyó en la plática una disculpa o una aclaración siquiera sobre esto?
Son preguntas, que conste….
Asteriscos
Mientras, valga decir, las relaciones con Canadá, a cargo del embajador Carlos Joaquín, siguen “viento en popa” en lo que refiere al estrechamiento de vínculos con el gobierno del primer ministro Justin Trudeau, quien aceptó conformar ya un frente común antiTrump con Claudia Sheinbaum para enfrentar al magnate y con empresarios que hace apenas unas semanas visitaron a ésta en Palacio…
Veámonos el próximo miércoles con otro asunto De Esencia Política
@EnriqueAranda_P