NUEVA YORK. Más neoyorquinos se despertaron el sábado con el alivio de ver restablecido el suministro eléctrico por primera vez desde que la supertormenta Sandy azotó la región. Pero la celebración de los usuarios que recuperaron luz y calefacción contrastó con la impaciencia de quienes carecen de suministro desde principios de semana.
Desde la azotada Nueva Jersey hasta partes de Connecticut, la escasez de gasolina frustró a los automovilistas que trataban de ir al trabajo o ir a comprar víveres. En el norte de Nueva Jersey debía empezar el racionamiento de gasolina a partir del mediodía del sábado, según declaró el gobernador.
Los estragos de la tormenta obligaron a cancelar el maratón de la ciudad de Nueva York el domingo. El alcalde Michael Bloomberg finalmente cedió el viernes ante las críticas de que no era el momento como para disputar la carrera, que debía comenzar en Staten Island, uno de los lugares más afectados, y que atraviesa todos los cinco condados de la ciudad.
Bloomberg, quien hasta el viernes por la tarde insistió en que el maratón más numeroso del mundo debía disputarse de todos modos, cambió de posición ante la oposición de los líderes municipales y los trabajadores de sanidad, disgustados de que se hubiesen ofrecido voluntariamente para ayudar a las víctimas de la tormenta para ser asignados en cambio a la carrera. Muchos corredores comprendieron la situación.
La cifra de muertos en la ciudad se mantuvo en 41. Millares de personas tiritaban sin electricidad. Muchos neoyorquinos se disgustaron con la posibilidad de que los policías protegieran la carrera y desalojaran a las víctimas de la tormenta de los hoteles para dejar lugar a los atletas.
Pero la súbita cancelación obligó a los corredores a decidir qué hacer sin la carrera. Bastante más de la mitad de los 40.000 participantes son de fuera de Nueva York. Ya habían pagado la inscripción y comprado sus pasajes de avión. Sus amigos y familiares tenían reservadas habitaciones de hotel, y durante toda la semana se dijo que se correría, incluso después que la tormenta tocó tierra el lunes.
“Comprendo por qué no se puede disputar en la circunstancias actuales”, afirmó en una declaración Meb Keflezighi, campeón en el 2009 y medallista de plata olímpico en el 2004. “Todo inconveniente que la cancelación nos causa a mí o a los miles de corredores que se entrenaron y viajaron para esta carrera empequeñece en comparación con las penurias que enfrenta la gente en la ciudad de Nueva York y alrededores”.
ING, la compañía financiera que patrocina el maratón, dijo que apoyaba la decisión de cancelar. Su división de caridad ha contribuido con medio millón de dólares para las tareas de apoyo y reconstrucción y está equiparando las donaciones de sus empleados. Poland Spring, patrocinador del evento, dijo que donaría a las agencias de ayuda las 200.000 botellas de agua asignadas al maratón.