Nadie sabe cuáles serán las medidas de represalia que tomará México en contra de Estados Unidos por la imposición unilateral de aranceles, pero en lo que sí se tiene certeza es que el mitin del domingo en el Zócalo no abonará en nada a la solución del conflicto.
De entrada, porque ya sabemos cómo se mueven “las bases de Morena’’; como ha sido la práctica habitual, cada gobernador o alcalde tiene la orden de acarrear a cierto número de beneficiarios de los programas sociales, perdón, de mexicanos patriotas.
Ayer mismo, la gobernadora del estado de México, se comprometió a llevar, ella sola, a 140,000 mexiquenses, con lo cual se rebasaría la capacidad del Zócalo capitalino.
Y, como Delfina Gómez puso la vara bastante alta, a ver con cuántos se comprometen Clara Brugada, Julio Menchaca, Evelyn Salgado y Rocío Nahle, por citar solo a algunos.
Todos los gobernadores morenistas estuvieron con Sheinbaum ayer en Palacio, con el pretexto de analizar el status del IMSS-Bienestar aunque también se habló de la concentración dominguera.
El gobierno mexicano sigue esperando que Trump reconsidere y se comprometa a matizar, aunque sea en algunos sectores, los aranceles del 25% impuestos a las importaciones nacionales.
A diferencia de los canadienses, cuya sociedad se ha unificado en contra de las decisiones de Trump, en México, ante la falta de consensos amplios con la oposición política y los factores de la producción, se recurrirá a una manifestación que no tendrá, como se ha querido hacer creer, las motivaciones que tuvo la que siguió a la expropiación petrolera.
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Ahora sí que como al Chavo del 8, al coordinador de los diputados guindas, Ricardo Monreal, “se le chispoteó’’ balconear a un grupo de sus legisladores que buscaron el apoyo del PAN para establecer el 2027 como fecha para la entrada en vigor contra el nepotismo.
Monreal reveló que había hablado con Federico Döring, quien le informó que un grupo de sus diputados se había acercado al PAN para garantizarle 100 votos en contra de la minuta recibida del Senado, que modificó la fecha del 2027, como quería Sheinbaum, al 2030.
El zacatecano después lo negó, pero sus declaraciones fueron corroboradas por el coordinador parlamentario del PAN, Elias Lixa, quien aseguró que no fueron 100, sino 115 votos que ofreció el grupo disidente a la oposición para echar abajo el cambio de fecha.
Al final, como sabe, el acuerdo no se concretó, pero ayer quedó exhibido la bancada está dividida entre los que siguen las órdenes del que presuntamente ya se fue y de los que quieren que ya se termine de ir.
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Parece que la CNTE ya le tomó la medida al gobierno federal, comenzado por el secretario de Educación, Mario Delgado, “El Invisible’’.
A la disidencia magisterial, otrora aliada de los morenistas, no les bastó con la declaración de la presidenta Claudia Sheinbaum en el sentido de que “no se aprobaría nada que atente contra los derechos de los maestros’’.
Lo que quieren los profesores es que se baje, se elimine, se borre, la intentona de reforma a la Ley del ISSSTE y ya en el viaje, que se les paguen más y mejores prestaciones.
La CNTE anunció un paro de 48 horas, que comienza hoy, y una marcha el próximo viernes del Ángel de la Independencia al Zócalo, en demanda de una entrevista directa con Sheinbaum, porque con Delgado no han resuelto nada.
Por cierto, ayer el líder del domesticado SNTE, Alfonso Cepeda, entregó a Delgado el pliego de peticiones correspondiente a este año (no incluyó bono por promesa da afiliación masiva a Morena).
