Aunque fuera de carambola, el acuerdo logrado entre México y Estados Unidos para postergar un mes más la aplicación de aranceles a las exportaciones terminó beneficiando a Canadá, que prácticamente había roto negociaciones con el gobierno de Donald Trump.
A pesar de la tregua de 30 días (que vence el 2 de abril próximo), el primer ministro de la provincia de Ontario, la más poblada de Canadá, Doug Ford, anunció la imposición de un impuesto del 25% a la electricidad que su país vende a los estados de Minnesota, New York y Michigan, afectando a 1.5 millones de consumidores.
En respuesta, Trump aumentó a 50% el impuesto al acero y aluminio canadienses, lo que obligó a Ford a dar un paso atrás y suspender el impuesto del 25%, luego de una llamada que sostuvo con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick.
Trump anunció, después de esa llamada, que ya no impondría el impuesto del 50% al aluminio y acero canadienses.
Al final de esta historia, el tiempo parece haberle dado la razón a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien no se precipitó a tomar medidas de represalia y apostó por una negociación que, sin haber logrado que Trump se desista totalmente de la imposición de ese arancel, abrió una ventana de negociación que ha ganado dos batallas.
No se ha ganado la guerra, desde luego, porque a cada acuerdo sigue una exigencia más alta de Trump, pero se ganó un plazo para que México rearme su estrategia, cualquiera que sea, para enfrentar la continua amenaza que representa la presidencia voluble de los estadounidenses.
Canadá tendrá sus propias negociaciones y según Ford, Lutnick estuvo de acuerdo en iniciar pláticas para una renovación del T-MEC, quizá de forma anticipada pues oficialmente la revisión del tratado comercial está agendada para mediados del año próximo.
Pero, por lo pronto, el país de la hoja de maple fue beneficiario del acuerdo entre los gobiernos de México y Estados Unidos.
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En la bancada morenista en el Senado crece la inconformidad por la forma en la que se conduce Adán Augusto López, presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador del grupo guinda.
Según los senadores, López carece de la sensibilidad necesaria para la construcción de acuerdos internos.
“Lo suyo es la imposición, como pasó con el tema de la elección de la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos”.
“Ya había acuerdo en la bancada por un nombre distinto a la elegida, pero el día de la votación Adán Augusto llegó y nos dijo es esta, sin que hubiera un intento de convencimiento o de planchar el asunto entre el grupo’’.
Quienes se quejan de la actitud del tabasqueño, temen que en las próximas semanas, cuando se tenga que elegir al sustituto o sustituta de Gerardo Fernández Noroña en la presidencia de la Mesa Directiva, Adán Augusto simplemente les diga “es esta o este’’, sin el consenso del grupo.
A ver.
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Extraño, extrañísimo que los morenistas, tan dados a capitalizar políticamente cualquier desgracia que ocurra en territorios que no gobiernan, no se le hayan ido a la yugular al Movimiento Ciudadano por el caso de los tres crematorios encontrados en rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, Jalisco.
¿Cómo es posible que tres presidentes municipales, el gobernador que salió, Enrique Alfaro y el que recién llegó, Pablo Lemus, no se hayan percatado del tamaño de la tragedia que se cocinaba en su territorio?
¿Por qué Morena no ha condenado a la hoguera ni a Lemus, ni a Alfaro o al ínclito Jorge Álvarez Máynez?
@adriantrejo
