¿Quién lo hubiera dicho? Resulta que Ben Affleck, aquel actor que hiciera el ridículo en penosa cinta de superhéroes -Daredevil (Johnson, 2003)-, aquel que protagonizara cierto affaire de revista del corazón con Jennifer López, aquel de las múltiples nominaciones al Razzie (el premio a lo peor del año en cine), ahora se ha convertido en director. Y no, no se trata del clásico giro desesperado por revivir una carrera muerta; Ben Affleck es un gran cineasta y con Argo, su tercer largometraje, lo deja en claro: lo suyo no fue un golpe de suerte, hay verdadero talento en este oriundo de California de apenas 40 años.

 

Argo es el mejor resumen de las habilidades de Affleck director. Con tintes que remiten al thriller noir de su ópera prima Gone Baby Gone (2007) y al manejo del suspenso en su también efectiva The Town (2010), la cinta es un paquete que contiene un interesante thriller de espionaje, una hilarante crítica a Hollywood, un sentido homenaje a Star Wars, una tímida -hay que decirlo- crítica a la política exterior norteamericana y una cinta de suspenso realmente emocionante; todo ello armado con precisión de astuto relojero.

 

A finales de la década de los setenta, 52 ciudadanos norteamericanos fueron tomados como rehenes en Teherán tras una ataque a la embajada de Estados Unidos. Seis de ellos lograron huir, encontrando asilo en la casa del embajador de Canadá. El gobierno norteamericano, sin mejores opciones, echa a andar un disparatado plan de rescate maquinado por Tony Méndez (Ben Affleck mismo) un experto en “extracciones” de la CIA.

 

Se trata de hacer pasar a los seis refugiados cual si fueran parte de un equipo de filmación que busca locaciones exóticas para la producción de una película de ciencia ficción llamada Argo. Lo genial de este asunto es que este plan, tan absurdo como se escucha, realmente se llevó a cabo por la CIA en 1979.

 

Para que el plan funcionara era indispensable no dejar cabos sueltos, por lo que Tony debe echar a andar la pre-producción de Argo cual si fuera una película real: contratando actores, haciendo ensayos, dibujando storyboards y carteles, teniendo incluso a un maquillista y un productor involucrados en la cinta (geniales John Goodman y Alan Arkin robándose la película).

 

Affleck arma su cinta con plena conciencia de lo que busca: un thriller revestido de suspenso con varios tintes de humor y un comentario –homenaje, si gustan- al poder de esa hermosa mentira llamada cine. No toma riesgos, hace un cálculo casi clínico sobre cómo debe filmar, qué enfoque usar, con qué luz iluminar y sobre todo, cuida mucho el ritmo. Utiliza una infinidad de recursos: desde el uso de animaciones tipo cómic para el inicio de la cinta, hasta tomas con cámara al hombro para simular un documental a grano reventado y edición rápida, todo con la genial fotografía (esa secuencia en el mercado) a cargo del mexicano Rodrigo Prieto.

 

Argo debe ser nominada al Oscar por guión, fotografía, edición, actor de reparto (Arkin) y muy probablemente por director; siendo ésta en realidad la menos importante, porque resulta ya indudable que Affleck es un gran director del cuál solo podemos esperar grandes cintas en el futuro.

 

Argo (Dir. Ben Affleck)

4 de 5 estrellas.

Guión: Chris Terrio y Joshuah Bearman

Con: Ben Affleck, Bryan Carnston, Alan Arkin, John Goodman.