Las comparaciones dejaron de ser odiosas gracias a la globalización. Mientras que a Amador Narcia le entregaban el Pulitzer de Chapultepec por ser el arquetipo del periodismo mexicano, George Entwistle tuvo que abandonar la dirección general de la empresa BBC por haber sido discrecional en temas tan delicados como el abuso sexual. Mientras que el general retirado y, hasta hace algunos días, director de la CIA, David Petraeus se presentaba en La Casa Blanca para entregar su renuncia al presidente Obama por haber sostenido una relación extramarital, en México, Genaro García Luna fue premiado por su espectacular producción y dirección (para Noticieros Televisa) de la narco serie Cassez (que por cierto, pronto regresará a Francia). El mundo es tan pequeño que lo absurdo ridiculiza a personajes que presumen el poder en un país, como México, secuestrado por la desconfianza y la ilegalidad.
Las palabras “Amador” y “Narcia” (para evitar escribir el nombre de Amador Narcia) aparecieron en las sábanas de llamadas telefónicas realizadas por supuestos delincuentes, capturados en Nicaragua, por transportar 9.2 millones de dólares procedentes, presumiblemente, del sector de la droga. Televisa negó el vínculo entre su empleado y las camionetas en Nicaragua. Y si Televisa lo dijo, hay que creerlo. Pues bien. El cinismo haces las veces de decreto sagrado. No es dios pero si es rey. Televisa promovió el premio Pulitzer de Chapultepec para demostrar, por decreto, que Amador Narcia es el arquetipo del periodismo mexicano.
En Londres a la renuncia del director de la emblemática BBC se le complementó con dos más: la de Helen Boaden y Stephen Mitchell, cabezas de los noticieros (leer página 20). En México no existe la responsabilidad. La sospecha se destruye con blasones.
Desde que Rupert Murdoch fue sorprendido con carcajadas empresariales al haber intervenido el teléfono de una niña que fue secuestrada y posteriormente asesinada, la deontología del periodismo británico se precipita al vacío. Ahora, George Entwistle renuncia por haber evitado que se revelara el nombre de una vieja estrella de la BBC, Jimmy Savile, como autor de abusos sexuales dentro de la propia empresa, y por haber permitido la emisión de un programa en donde se acusa a Lord McAlpine, funcionario en la época de Margaret Thatcher, de haber violado menores de edad. Acusación que se vino abajo por ausencia de pruebas. Lo que en el mundo es un delito, en México es un mérito.
En España, el periódico El País se enciende en medio de la crisis. Sorpresas y burlas entre competidores y observadores hispanofóbicos. Cuando la realidad corre a cargo del mercado hay muy poco que hacer. Ya lo dijo Romney, dejen morir a Detroit (la industria automotriz). En México, periódicos como El Universal, Excélsior o Rumbo no viven de las fuerzas del mercado, en especial, de la oferta y la demanda. Las dos fuentes de ingresos, es decir, las ventas de ejemplares y publicitarias se encuentran por los suelos. La última carta es la negociación política cuya máxima es: “te pago para que no me pegues”. ¿Ausencia del mercado o burla a los lectores? El País es uno más de los miles de periódicos que, en todo el mundo, sus finanzas se encuentran colapsadas por la crisis económica y los cambios en las plataformas de lectura (iPad); la otra vía es la de la simulación de la pluralidad. En México, la transición política no ha logrado liberar al sector periodístico. Aquí todo parece que no pasa nada con la salud de los periódicos. La simulación de la información es el eje central del sector.
Muchos se sorprenden por la peor crisis de credibilidad de la BBC en toda su historia. Con una estrategia de librito, la comisión pública que gestiona a la televisora decidió contratar a una empresa especializada en el manejo de crisis para detener el conflicto de imagen. La única propuesta que plantearon los especialistas fue: renuncias. La que sigue, muy probablemente será la de Chris Patten, presidente de la BBC Trust.
Y en México, seguiremos aplaudiendo al Pulitzer de Chapultepec.
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