El escándalo se complica a medida que se conocen más detalles y el FBI está siendo cuestionado por no haber informado antes de la investigación que destapó el amorío, mientras hay preocupación sobre si la amante de Petraeus obtuvo información clasificada.
Cómo el FBI descubrió la relación extramarital de Petraeus con Broadwell, su biógrafa, ya no es un misterio, pero crecen las dudas sobre por qué el asunto no trascendió hasta la semana pasada pese a que responsables del Departamento de Justicia lo sabían desde el verano.
Según confirmó la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, la demócrata Dianne Feinstein, varios congresistas, entre ellos el líder de la mayoría republicana en la Cámara baja, Eric Cantor, supieron del amorío y de la investigación a Broadwell antes que Obama.
Pero los interrogantes no solo planean sobre el momento elegido para sacar a la luz la investigación y para la renuncia de Petraeus, sino también sobre la información clasificada a la que pudo tener acceso Broadwell durante su relación con el director de la CIA.
Agentes del FBI encontraron en la computadora que la amante de Petraeus entregó voluntariamente documentación clasificada que éste negó haberle facilitado.
En un discurso en la Universidad de Denver el pasado 26 de octubre, grabado en video y que varios medios han divulgado, Broadwell hizo afirmaciones sorprendentes sobre el ataque al consulado de EU en Bengasi (Libia), ocurrido el 11 de septiembre y en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses.
Broadwell, ex oficial de inteligencia militar, afirmó en ese discurso que un grupo de libios atacó el consulado para rescatar a prisioneros de guerra custodiados en un edificio anexo de la CIA y sugirió que el propio Petraeus manejaba esa información, lo que implica que pudo haber sido su fuente.
El FBI buscaba apaciguar al Congreso, al preparar un cronograma de la investigación que divulgó la relación extramarital de Petraeus con su biógrafa Paula Broadwell. Pero la situación pareció enredarse aún más, luego que el secretario de Defensa, Leon Panetta, reveló que el Pentágono abrió una investigación interna sobre John Allen.
El periódico The New York Times se preguntaba en su edición de ayer que si una cadena de correos electrónicos cuyo contenido principalmente, son enojos entre algunas personas ameritaba la apertura de una investigación por parte del FBI. En estricto sentido no, sin embargo, el hombre que encabezaba la CIA estaba implicado entre las furias electrónicas. Eso fue lo que justificó que el FBI ampliara la investigación. EFE y AP